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Lo que mata es la humildad

Cinco meses después de haber sido desvinculado de su cargo de ministro de Salud de la Provincia, el médico Rubén Ojuez salió a brindar su versión sobre los motivos que lo alejaron del entorno de Carlos Verna. Según el galeno oriundo de Colonia Barón, En las encuestas que encargaba Verna, él “medía bien” y eso molestaba al resto de sus ex compañeros de gabinete.
A cinco meses de su sorpresiva partida, tan sorpresiva que ni el propio Ojuez se imaginaba que Verna lo echaría, es la primera vez que alguien habla. Cosa extraña de los medios locales, nadie le preguntó a Verna, en ningún momento, las razones por las cuales se había desprendido de Ojuez.
Sospechas hubo muchas.
Algunos hablaron de las desmedidas pretensiones de Ojuez, que faltando dos años para que terminara el mandato de Verna, ya había lanzado su candidatura, “por las dudas el ingeniero no sea”.
Esas desmedidas ambiciones, dicen, habrían llevado al elegante médico a hacerse de un batallón militante ganado a fuerza de contratos con artículos sextos o quintos. Si nadie alertó sobre esta masiva contratación seguramente que tuvo que ver que entre estos batallones estaban hijos de los representantes de todos los gremios que se sentaban en la mesa paritaria de salud.
Los desconfiados de siempre nunca terminaron de desmenuzar los motivos que llevaron a que en las semanas previas a la ida de Ojuez, las áreas administrativas de Salud habían sufrido cambios totales de personas. Donde más se notaron los cambios fue entre los encargados de las licitaciones de medicamentos e insumos. Como dato anecdótico, algunos recuerdan que Ojuez había puesto a cargo de la compra de medicamentos a un médico, pero veterinario. Por esos tiempos era por demás común escuchar el reclamo por falta de insumos y algunos medicamentos en los centros de salud.
Aunque no había trascendido demasiado, pero los reclamos de pueblos que fueron dejados sin médico habían llegado al segundo piso de Casa de Gobierno. Merced a compromisos electorales del ex ministro, trajo a Santa Rosa y otros centros de mayor densidad poblacional a una importante cantidad de galenos que se desempeñaban en pequeñas localidades. No solamente estaba la queja de los habitantes e intendentes de esas poblaciones, sino que era por demás difícil cumplir la promesa electoral de un médico por pueblo. Los cargos en las pequeñas localidades se empezaron a cubrir recién en la actual gestión sanitaria, a través del programa “Médico de Pueblo”.
Solamente sonrisas piadosas ensayaron los dirigentes y funcionarios consultados sobre el tema, durante la jornada de domingo otoñal.
Más allá de la prácticamente incomprobable causa se de despido, Ojuez asegura que estaría preparando un espacio cuyo nombre sería “La Pampa 2050”. Allí, el slogan principal sería “Pensar el presente es construir el futuro”. Dada la edad del ex ministro, se cae de maduro que si piensa en una candidatura para dos mil cincuenta, él tendrá alrededor de 84 años para ese entonces. Es indudable que posee una autoestima alta, para pensar que dentro de 32 años las encuestas lo seguirían favoreciendo.

No son pocos los que no dejaron pasar del plano de las susceptibilidades que Ojuez pretende pensar La Pampa 2050, y el término está muy cerca de lo que propone la fundación sede del PRO en estas tierras, que lleva por nombre “Pensar La Pampa”. En la sede de la Avenida Luro del macrismo es muy común ver a una otrora aliada de Ojuez, la ex presidenta de la Junta Electoral del PJ pampeano, Patricia Matalón.
La primera convocatoria ya la hizo en su cuenta de Facebook, invitando “a todos aquellos que quieran aportar ideas”, aclarando que compartía “la unica nota que di en diario La Arena”. Hasta el cierre de esta nota había sumado dos apoyos.