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Apostillas de la visita de Macri

Lo que podría haber sido la crónica de una serie de anuncios electorales, durante la visita del presidente Mauricio Macri, termina siendo un compendio de apostillas de un acto exageradamente libreteado al ritmo del manual de márketing duránbarbista. Y con un par de hechos que rondan la polémica.

“¿Dónde está Santiago Maldonado?”

Cuando casi terminaba el discurso del presidente Mauricio Macri, y justo en la parte en que enumeró algunos logros de su gestión (increíblemente entre ellos habló del arreglo de rutas), se alzó una voz entre los presentes que le preguntó “¿Cuándo nos van a dejar de reprimir a los mapuches a la comunidad Cushamen”. “También los mapuches, y todos los pueblos originarios tienen que tener una oportunidad”, respondió con rapidez el presidente. Alejandro Nahuel -de él se trataba- es referente de una comunidad mapuche, y contraatacó: “Esto todo respeto, amor pero nos reprimen”, y alcanzó a decir  “¿Donde esta Santiago Maldonado?”.

Hechos unas trombas, aparecieron tres o cuatro supuestos integrantes de la guardia presidencial e intentaron llevarse a empujones y golpes disimulados al atrevido descendiente de mapuches. Como la escena se desarollaba frente al palco destinado a periodistas, rápidamente un grupo de trabajadores de comunicación intercedió para que no se llevaran a Nahuel, que quedó aferrado al enrejado que separaba a los medios del resto de la gente.

A pesar de la presencia de fotógrafos y periodistas, el hostigamiento contra Nahuel no cedió. Uno de los más encarnizados fue Julián Giménez, el cabecilla de los ex policías, que fuera exonerados de la fuerza de seguridad pampeana, acusados de sedición, luego de la peligrosa protesta que llevaran a cabo en diciembre de 2013.

 

 

https://www.youtube.com/watch?v=CWx6QCOBngM

Dudosa emboscada

Diario La Campana ya había alertado el miércoles que desde seguridad presidencial no habían comunicado formalmente la visita del primer mandatario al Gobierno Pampeano. Ese día, desde el área presidencia habían organizado una reunión en la Municipalidad de Santa Rosa, para definir la estrategia a seguir en materia de seguridad del presidente Mauricio Macri.

No deja de resultar extraño que al menos una hora y media antes de que pasara Macri por la rotonda del avión ya había manifestantes de agrupaciones políticas y trabajadores de Vialidad Nacional, esperando el paso de la caravana presidencial. Lo raro es que los genios de los batallones de la Policía Federal, Gendarmería Nacional, Policía de Seguridad Aeroportuaria, Seguridad de Presidencia y Tránsito de la Municipalidad de Santa Rosa hubieran resuelto que el automóvil que trasladaba al presidente pasara justo enfrente de los manifestantes –que dicho sea de paso tampoco eran tantos- que solamente le lanzaron huevos e insultos.

Todavía no había partido de esta capital Macri, cuando TN ya hablaba de una “emboscada” al mandatario.

En las últimas horas se supo que el ministro Juan Carlos Tierno dispuso iniciar acciones judiciales por los huevazos al automóvil presidencial. Al parecer algunos huevos estrellados en su automóvil parecen representar mayor peligrosidad para el Presidente de la Nación, que tener a cargo de la seguridad del acto a un policía que encabezó una movida que atentó contra el orden institucional,  cuyo accionar evidencia una clara conducta de violencia.

Globitos “pitucos”

Parecía casual, pero al prestar atención el observador se percataba de que no era tan así. El escenario 360° donde hablaría Macri estaba tapizado de globos multicolores. Rodeando la tarima unos niños angelicales que jugaban y brindaban una cuota de simpatía, que por momentos parecía auténtica. Pero algunos se percataron que los niños portaban en su mayoría el verde uniforme del exclusivo colegio Santo Tomás, y que una delgada y joven rubia cada tanto les daba alguna indicación.

“Ustedes atrasan”

Mientras muchos pensaban -y comentaban jocosamente- que entre el público del Club El Fortín se vería a la ex presidenta de la Junta Electoral del PJ, Patricia Matalón, fue uno de sus allegados el que dijo presente.

Se hizo presente Marcelo Otero, quien el 13 de agosto pasado compitió en las PASO, encabezando una de las listas identificadas con el justicialismo.

No ocultó su molestia al ser retratado por la mayoría de los medios presentes.

“No vengo a apoyar a nadie. Vengo a recibir al presidente de todos los argentinos. ¿Qué tiene de raro eso?”, se indignó. “Pero usted era del justicialismo hasta la semana pasada”, le observó un cronista. “De un Justicialismo con el cual no comparto los lineamientos de los que lo conducen”, respondió Otero. Rápidamente otro periodista le dijo “Cambió rápido de opinión, hace solamente dos meses fue candidato por ese partido”. “Ustedes atrasan. Por pensamientos como ese no arranca nunca este país”, concluyó el ofuscado e indefinido ex candidato.

Altolaguirre dijo presente

Su ausencia en los actos proselitistas de Cambiemos era notoria.

Algunos se la atribuyeron as cierto enojo del intendente Leandro Altolaguirre, luego de que cayera derrotado, junto a su aliado Martín Berhongaray, a manos de Martín Maquieyra en la interna de Cambiemos.

Otros juran que los estrategas macristas locales le habrían pedido que no se mostrara mucho al lado del candidato. Sucede que le atribuyen una fuga de votos, dada la situación caótica de la ciudad.

Lo concreto es que el Lord Mayor se hizo presente, y hasta fue mencionado por el presidente Macri en su discurso.

 

Mal trago

Durante el acto no disimuló cierta incomodidad el todavía diputado nacional Francisco Torroba, compartida por varios de los referentes del centenario partido que en esta oportunidad volvieron a jugar de visitantes.

Lo que seguramente no esperaba el ex intendente capitalino fue encontrarse con un grupo de manifestantes que reclamaban por la aparición de Santiago Maldonado.

Los manifestantes le hicieron sentir el rigor de los cuestionamientos hacia varias de sus posturas en la Cámara Baja. Toroba salió casi disparado, mientras un periodistas intentaba hacerle una nota.

 Ni un bombo

El vallado preparado para impedir que llegaran revoltosos al acto fue tal que trescientos metros antes del club ya había barreras que impedían el paso.

En un momento el ruido de los bombos con que el grupo de trabajadores de Vialidad Nacional querían hacerse oír se percibió cerca del salón.

Hacia allí patieron raudamente  efectivos de Gerndarmedía, haciendo sonar estruendosamente el pavimento, al tiempo que tomaban ubicaciones frene a los manifestantes.