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El fútbol argentino, siempre puede estar peor

Por Bruno Cazenave

A nada del final, el fútbol argentino valida cada frase pesimista que a uno pueda ocurrírsele. “Siempre se puede estar peor” parece la que mejor sienta en la jornada de hoy. Cómo si la profunda crisis en que los dirigentes han sumido a la AFA pos Grondona fuera poco, hoy renunció a la selección su DT, Gerardo Martino.

La semana pasada fue Messi, hoy Martino. Muchos dirán que la decisión era cantada y que los dirigentes en la última semana a partir de su indiferencia en los pedidos del rosarino para que lo ayuden a formar el equipo de los Juegos Olímpicos hicieron que la renuncia no cayera sorpresiva.

Martino debió irse terminada la Copa América. Un plantel que no le respondió y un planteo equivocado de su parte hacían inevitable la salida de cara al futuro. Como haría para formar un grupo sin Messi y su  “sequito” (léase Higuain, Agüero, Biglia, Masecherano) era su incógnita. Su perdida de influencia con decisiones desacertadas en la última Copa América tales como el papelón con Pizarro, su rendición ante la insistencia de los capos del plantel para que Biglia se quede si o si, la apuesta por Pastore y  la falta de reflejos tácticos y estratégicos en la final hacían que su vuelta al frente del plantel ante jugadores que habían presenciado esto se tornara imposible.

Sí hay algo que estos dirigentes aprendieron de Grondona fue su habilidad para hacer que los DT de la Selección se vayan sin que nadie los eche. Y eso pasó hoy con el Tata. Sin apoyo evidente de nadie de los que hoy pasillean la AFA sin cargo pero con poder y sin la certeza  armar un plantel competitivo que le permitiera posicionarse en Río 2016 para recuperar prestigio, no le quedo otra que la renuncia.

Hoy, no se sabe quién pero alguien debe salir a buscar un DT para la selección. Tal vez a Tinelli, Lammens, Angelici, Moyano y compañía no les interese. Como ya nos les interesan los seleccionados juveniles, como ya nos les interesan los torneos que no tienen ni organización y como ya no les interesa nada más que seguir midiéndose entre ellos para ver quien tiene más poder para hacerle la maldad más grande al otro. No se dan cuenta que la maldad se la están haciendo al fútbol argentino. Pero no nos olvidemos, “siempre se puede estar peor”.