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Frenos y empanadas

Concejales opositores santarroseños, y probablemente alguno del oficialismo, estarían decididos a pedir explicaciones al intendente Leandro Altolaguirre por la fiesta y la entrega de los premios “Ciudad de Santa Rosa” a un grupo de trabajadores de medios y empresarios que pagaron por ello a una productora foránea por la organización y su “derecho” a recibir un reconocimiento. La inquietud de los ediles es saber cuánto aportó el Municipio para esa celebración, o a qué tipo de acuerdo llegaron para que esa productora privada y de otras tierras use desde el logo hasta instalaciones comunales para organizar el evento. Además de las dudas de los concejales, también surgen algunos puntos llamativos.

¿Qué tienen en común el Programa Huertas Comunitarias Orgánicas de Chaco con el Premio Provincial Ciudad de Santa Rosa? Que en ambos está involucrada una productora llamada Tres Mosqueteros, cuyas caras visibles son Christian Cendoya Rivarola, Mario Zuliani y Juan Kaspruk.

Todavía no queda clara la verdadera motivación que llevó a funcionarios municipales a abrirles las puertas de la comuna de par en par a una empresa organizadora de eventos foránea. Es un misterio cuya génesis mediática se puede encontrar en una publicación del portal platense “Nova”, donde le realizan una entrevista al director de Cultura municipal, Gabriel Gregoire, cuyo resultado es una nota titulada “Santa Rosa castigada por la gestión peronista, el ninguneo provincial y la falta de aportes de Macri”. Allí se informa que “Con el objetivo de promover turísticamente a Santa Rosa como una ciudad de eventos, durante la visita de Grégorie a Buenos Aires, se llevó a cabo una reunión con la productora “Tres Mosqueteros”, además de que “el Secretario Municipal resaltó la posibilidad de llegar a un acuerdo con la productora para llevar adelante  una especie de Martin Fierro en La Pampa: “No hay un espacio donde se reconozca a los trabajadores de la comunicación, sería un gran puntapié”. “Esto se acopla a nuestro proyecto de desarrollo turístico, creemos que Santa Rosa se debe orientar a un turismo de servicios, tenemos una posición estrategia en el camino hacia la Patagonia, es el paso obligado entre el norte-centro y el sur del país”, finalizando con que “en Santa Rosa hay mucha gente capacitada: “Contamos con mucho recurso humano y de calidad gracias a la fuerte presencia de las universidades, por eso podemos potenciar  un turismo receptivo y de eventos”.

La primera inquietud que puede plantearse ante eso es saber cuál fue el motivo que llevó a Gregoire a tercerizar un reconocimiento que bien podría haber organizado la propia comuna. También cabe preguntarse la razón por la cual tuvo que ir hasta La Plata para buscar una empresa organizadora de eventos, cuando en La Pampa las hay, y buenas.

El aporte de esta entrega de premios al desarrollo turístico tampoco quedó claro.

La organización propiamente dicha tuvo una serie de extrañas modificaciones, sobre todo para una organización que se supone debiera ser perfecta y no improvisada. El premio fue promocionado, a mediados de septiembre, como “Ricardo Di Nápoli”, desconociéndose a la fecha porque le cambiaron la denominación. Hay quienes dicen que la inconsulta medida habría causado malestar en la familia del difunto ex funcionario de Francisco Torroba. Otro de los cambios que se registraron fue el del lugar del evento, ya que en la conferencia de prensa de lanzamiento se había informado que sería en el Hotel Mercure, pero terminó llevándose a cabo en el Club Español, con un menú más acotado que el prometido.

Los interesados en ser premiados debieron abonar $ 400, más el valor de la cena.

A pesar de que tanto Gregoire como los productores de Tres Mosqueteros presentaron al evento como un reconocimiento “a los trabajadores de la comunicación”, terminaron siendo reconocidos en el listado varios políticos y referentes de las patronal.

Párrafo aparte merece la confirmación del jurado. Probablemente pertezcan a algún club de amigos platenses, y es de extrañar que si a Gregoire le pareció que las universidades daban prestigio, porqué no había egresados de la carrera de comunicación de la Unlpam entre quienes seleccionaron a los ganadores.
Las preguntas son muchas, pero que se haya recurrido a una empresa foránea para reconocer a políticos, empresarios, patrones y trabajadores de medios, cuyo antecedente más cercano es la promoción de huertas orgánicas, suena como aquella publicidad que alertaba sobre los riesgos de llevar automóviles a arreglar en talleres cuyo cartel anunciaba “Frenos y empanadas”.