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Con el agua al cuello y la pelota para otro lado

El foco en noticias más llamativas (Caso Maldonado, liberaciónde Aníbal Prina, la/s cartera/s con plata de Maquieyra, etc.), dejaron casi en segundo plano a un tema que pone, una vez más, al descubierto a la precaria situación sanitaria que atraviesa Santa Rosa y a la más que evidente incapacidad del municipio gestionado por Leandro Altolaguirre (Cambiemos) para acercar alguna solución.

En las intersecciones de España con Dante Alighieri y Mitre, al igual que en Uruguay con Bolivia y Colombia, se produjeron las mayores roturas, con el consabido desperdicio millones de litros tan cara agua potable (cara por ser un recurso escaso y también por el precio que se cobra a los santarroseños).

Casi como es rutina, desde el municipio salieron a echar culpas para el lado de las empresas constructoras, el gobierno provincial, las napas  y actos vandálicos. En línea absolutamente opuesta, algunos funcionarios del propio municipio admitieron que varias de esas roturas se produjeron cuando intentaban reparar otras.

Para colmo, los trabajos eran coordinados por funcionarios municipales, pero realizados por obreros de empresas privadas. Esto fue como consecuencia del quite de colaboración de los trabajadores de la Dirección de Agua y Saneamiento. El conflicto se suma a los ya incontables y casi constantes que tiene Altolaguirre con los trabajadores municipales de distintas áreas. En la mayoría el reclamo siempre ronda por los malos tratos y falta de reconocimiento de los funcionarios hacia los empleados.

Como se ve, una cosa lleva a la otra y los principales perjudicados terminan siendo los propios vecinos.