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La vuelta de un círculo vicioso

Por Sergio Draque.

 

A lo largo de la historia económico argentina, unos de sus problemas estructurales es la falta de divisas (fundamentalmente dólares estadounidenses), necesarias para su funcionamiento. Es decir que los dólares que ingresan por las ventas de nuestros productos al exterior no alcanzan para cubrir los pagos de importaciones y de servicios de deuda. Este fenómeno se ha denominado con el nombre “estrangulamiento del sector externo”.

Pero el hecho que agrava la situación es la salida “extra” de divisas por la “fuga de capitales”, o sea la huida de dinero principalmente hacia paraísos fiscales (Suiza, Bahamas, Panamá, Islas Caimán, etc.). Distintos estudios afirman que existen entre U$S 400 mil y U$S 500 mil millones de argentinos en esas guaridas de dinero blanco, gris y negro.

A lo largo del tiempo los sucesivos gobiernos han utilizado diversas herramientas para enfrentar la cuestión. Durante el proceso se resolvió con endeudamiento externos; en el menemismo además de tomar deuda se apeló a la privatización de las empresas públicas; y en el último mandato de Cristina Kirchner se estableció el denominado “cepo”, a los efectos de limitar la salida de dólares y que éstos fueran utilizados principalmente para el comercio exterior.

El nuevo gobierno asumido en Diciembre del año pasado ha recreado un “círculo vicioso”, terriblemente nocivo para los intereses nacionales: ENDEUDAMIENTO EXTERNO + FUGA DE CAPITALES:

  • Para el pago a los fondos buitres se emitieron U$S 16.500 millones de deuda, y más otras colocaciones se llegó a casi U$S 20.000 mil millones en muy poco tiempo. Neto de cancelaciones, la deuda externa creció U$S 11.000 millones.
  • A su vez, en los primeros 9 meses de gobierno, y luego del levantamiento del cepo, la fuga de capitales asciendió a U$S 9.000 millones, el doble que en los primeros ocho meses de 2015, según informó el diario El Cronista (16/09/16).

Es decir, que gran parte (casi todos) los dólares que entraron por endeudamiento (que pagarán nuestros hijos, nietos, bisnietos, etc.) se fueron por la fuga de capitales, para engrosar futuros Panamá Papers. Beneficio para unos pocos, y un pésimo negocio para nuestra querida Argentina.