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Sabrina Carpenter denunció a la Casa Blanca por usar su música en un video de redadas migratorias

La cantante y estrella pop Sabrina Carpenter cuestionó duramente a la administración de Donald Trump después de que su canción “Juno” fuera utilizada en un video oficial que muestra redadas del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE). El montaje, difundido por los canales institucionales del gobierno, intercala imágenes de personas detenidas por agentes federales con uno de los fragmentos más virales de la canción.

Carpenter reaccionó rápidamente desde su cuenta de X: calificó el clip como “malvado y repugnante” y advirtió que no permitirá que su obra sea usada con fines políticos. “Nunca me involucres a mí o a mi música para beneficiar tu agenda inhumana”, escribió, en línea con un creciente rechazo de artistas ante el uso no autorizado de sus canciones por parte de gobiernos y figuras republicanas.

La polémica se suma a otras críticas recientes por apropiaciones musicales en la comunicación oficial. La situación recuerda a los debates en la Argentina en torno al uso de temas de rock nacional —como “Panic Show”, de La Renga, o “Dame Fuego”, de Sandro— en actos o mensajes del presidente Javier Milei sin la aprobación de sus autores.

Un patrón de uso político y violento de canciones populares

El episodio de Carpenter no es aislado. En los últimos meses, la Casa Blanca recurrió repetidamente a obras de artistas críticos de Trump para musicalizar videos vinculados a operativos migratorios o a la promoción del expresidente.

Antes de “Juno”, un clip oficial utilizó “The Fate of Ophelia”, de Taylor Swift, amiga de Carpenter, pese a las descalificaciones públicas del propio Trump hacia la cantante. Swift no se pronunció en ese caso.

Otro antecedente tuvo como protagonista al músico Kenny Loggins, quien denunció el uso sin permiso de “Danger Zone” en un video donde se recreaba a Trump sobrevolando manifestaciones y arrojando desechos sobre los manifestantes. Loggins exigió su retiro inmediato y sostuvo que jamás autorizaría que su música se use para producir contenido “destinado a dividir”.

También la británica Jess Glynne criticó la manipulación de su tema “Hold My Hand” en un meme que la Casa Blanca utilizó para promocionar operativos del ICE. La artista afirmó que la publicación le resultaba “enferma” y recordó que su música busca transmitir mensajes de unidad, no de odio.

El pronunciamiento de Carpenter vuelve a exponer un método reiterado: el uso político, no consentido y con fines propagandísticos, de canciones populares para acompañar mensajes vinculados a la persecución migratoria. Una práctica que, advierten los artistas, vulnera derechos, distorsiona sentidos y habilita lecturas manipuladoras de sus obras.