
Plataformas digitales: el refugio precario de un mercado laboral cada vez más deteriorado
Con empleo formal estancado y salarios en retroceso, cada vez más trabajadores recurren a las aplicaciones como alternativa de subsistencia. La informalidad y el pluriempleo marcan el pulso del mercado de trabajo en Argentina.
En un país donde el empleo registrado no crece y el salario real sigue cayendo, el mercado de trabajo muestra signos alarmantes de deterioro. Según los últimos datos oficiales, la desocupación alcanzó el 7,9% en el primer trimestre de 2025, el nivel más alto desde 2021, mientras que la tasa de pluriempleo pasó del 8% al 12% en la última década, en un contexto de creciente informalidad.
Ante este panorama, las plataformas digitales se consolidan como uno de los principales refugios laborales, especialmente en sectores como comercio, gastronomía, hotelería y transporte. Lejos de ser una salida estructural, representan más bien una respuesta urgente frente a la necesidad de ingresos, en un mercado cada vez más hostil para los trabajadores.
“Las plataformas aparecen como alternativa rápida y accesible, al mismo tiempo que profundizan la precariedad por sus características inestables y desprotegidas”, advierte un informe reciente del Centro de Capacitación y Estudios sobre el Trabajo y el Desarrollo (CETyD), de la Universidad Nacional de San Martín.
Más trabajadores, menos derechos
El fenómeno no es nuevo, pero sí creciente. De acuerdo a estimaciones del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), al menos 160.000 personas trabajan hoy en aplicaciones de delivery en Argentina, una cifra que se disparó durante la pandemia y que se mantuvo en alza ante el deterioro económico general.
El estudio del CETyD identifica una tendencia clara: el crecimiento del trabajo independiente informal, principalmente bajo el formato de monotributo precario, y el aumento del empleo no registrado, especialmente en aquellas actividades donde las plataformas operan con mayor intensidad.
Esto ocurre en paralelo a un mercado que no logra generar empleo de calidad. El trabajo registrado en el sector privado está estancado desde mediados de 2023, mientras la actividad económica ya recuperó y superó levemente los niveles previos a la crisis del año pasado. Esta desconexión deja en evidencia la fragilidad del modelo de recuperación en curso.
Salarios bajos, doble jornada
En este escenario, los trabajadores no solo enfrentan una falta de empleo formal, sino también salarios históricamente bajos. Según datos oficiales, el salario real del sector privado formal se encuentra un 15% por debajo de su nivel en 2017. Incluso tras la devaluación de inicios de la gestión de Javier Milei, el poder adquisitivo aún no logra recuperarse del todo: sigue 1 punto por debajo de noviembre de 2023.
Esto obliga a miles de trabajadores a buscar ingresos complementarios, lo que explica el avance del pluriempleo como fenómeno estructural. Hoy, 1 de cada 8 personas ocupadas combina más de un trabajo, muchas veces en condiciones informales y sin protección social.
El espejismo de las plataformas
La llamada “economía de plataformas” ofrece, en ese marco, una opción de subsistencia. Accesible, inmediata y, en muchos casos, sin necesidad de intermediación ni calificaciones específicas, representa un salvavidas que, sin embargo, consolida un modelo laboral basado en la inestabilidad y la desprotección.
Las apps de reparto fueron declaradas actividad esencial durante la pandemia y desde entonces su expansión fue constante. Pero lo que parecía una excepción sanitaria se transformó en regla laboral en una región donde el 56% de los trabajadores son informales, según datos de organismos internacionales.
“Estas alternativas laborales solo amortiguan transitoriamente el aumento de la desocupación”, remarcan desde la UNSAM. “Pero lo hacen a costa de consolidar un mercado de trabajo profundamente precarizado”.
En suma, mientras la economía muestra algunos signos de recuperación, el empleo de calidad y el salario digno siguen siendo una deuda pendiente. Y en ese hueco crece la economía de plataformas: útil como estrategia de supervivencia, pero incapaz de reemplazar el trabajo decente que garantice derechos, estabilidad y futuro.