
Carpinchos vs. humanos: la convivencia en Nordelta se vuelve cada vez más tensa
La población del exclusivo barrio privado del norte bonaerense se duplicó en tres años, pero no solo en cantidad de personas: también se multiplicaron los carpinchos. La fauna nativa convive —no sin conflictos— con las comodidades del urbanismo.
Lo que hace tres años parecía un fenómeno curioso, hoy se transformó en un conflicto en expansión. En Nordelta, el exclusivo complejo urbanístico del norte del conurbano bonaerense, la convivencia entre humanos y carpinchos está lejos de encontrar un equilibrio. Mientras la población de residentes se disparó un 254% en tres años, la de estos grandes roedores también se duplicó. Y las tensiones no tardaron en escalar.
El último episodio se registró el pasado domingo, cuando un vecino del barrio Los Lagos denunció a otro por presuntas agresiones a un carpincho dentro de su domicilio. Al día siguiente, la asociación vecinal emitió un comunicado: “Reiteramos nuestro absoluto repudio a todo tipo de violencia sobre la fauna nativa”, señalaron, aunque aclararon que no existen pruebas concluyentes.
“No sabemos si la foto que circuló es actual o si el animal está realmente herido”, explicó Marcelo Cantón, secretario de Comunicación Institucional de Nordelta. Aún así, insistió en que cualquier agresión contra la fauna autóctona es inaceptable y recordó que este tipo de hechos pueden encuadrarse dentro de la legislación vigente.
¿Está penado lastimar a un carpincho?
La Ley Nacional de Conservación de la Fauna establece sanciones para la caza de especies protegidas, pero no menciona explícitamente las agresiones. Sin embargo, el Código Rural bonaerense considera “acto de caza” cualquier acción que busque acosar, perseguir o apresar animales silvestres. Bajo esa interpretación, dañar un carpincho podría implicar una infracción.
Más allá del marco legal, lo que preocupa a los vecinos es la falta de control y el creciente número de ejemplares. “No son agresivos, pero rompen cercos, canteros, y generan molestias”, comentó una vecina que prefirió mantener el anonimato. “Algunos los toleramos, otros los detestan. Eso genera roces”, agregó.
Del humedal al jardín privado
La expansión inmobiliaria en zonas que antes eran humedales modificó el ecosistema. “Al construir sobre espacios naturales, los carpinchos se vieron forzados a desplazarse dentro del barrio”, explicó Cantón. Hoy, sin depredadores naturales como yacarés o jaguares, y con acceso fácil a comida y refugio, su reproducción se disparó.
Durante la pandemia, con menor presencia humana en el espacio público, los carpinchos encontraron condiciones ideales para reproducirse. Según datos de la administración del barrio, la población de estos animales creció un 100% solo en el último año.
Pero no solo creció la fauna. En 2022, Nordelta albergaba 17.714 habitantes. Hoy son más de 45.000, según datos relevados por el Conicet/UCA y la propia administración. “Lo que era un barrio, ahora tiene dimensión de ciudad”, señaló Cantón.
Entre la conservación y el control
Dentro de Nordelta, las opiniones están divididas. “Hay vecinos que quieren protegerlos a toda costa y otros que piden erradicarlos. En el medio estamos muchos que buscamos una solución equilibrada”, dijo otra residente.
Ante la falta de consenso, el gobierno bonaerense implementó este año un Plan de Manejo de Fauna que incluye la aplicación de una vacuna anticonceptiva llamada GonaCon, que esteriliza temporalmente a los machos alfa durante un año. Se aplica en varios barrios del complejo como Los Castores, La Alameda y Los Sauces, entre otros.
La medida fue precedida por estudios del INTI, el Conicet y experiencias similares en Brasil, donde demostró una eficacia del 100% en la reducción de la fertilidad sin afectar la salud de los animales.
Aunque los resultados aún son preliminares, las autoridades esperan que este control biológico permita descomprimir el conflicto. Por ahora, la convivencia entre carpinchos y humanos sigue siendo una postal cotidiana de Nordelta. Una que refleja, en versión reducida, los dilemas entre urbanización y naturaleza que enfrenta buena parte del país.