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Crece la tensión en Harvard por el intento de Trump de bloquear las visas a estudiantes extranjeros

Una ola de temor y profunda incertidumbre paraliza a la Universidad de Harvard, en Boston, luego de que el Gobierno de Donald Trump intentara revocarle la capacidad de auspiciar visas a estudiantes internacionales. La medida, que en los hechos impediría el ingreso de alumnos extranjeros y dejaría a miles en condición migratoria irregular, fue momentáneamente suspendida por una jueza federal, pero el futuro sigue en el limbo a la espera de una audiencia clave el próximo 29 de mayo.

El jueves, la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, anunció que Harvard ya no podrá patrocinar visas tipo F y J, las que utilizan estudiantes y académicos extranjeros. El argumento del Gobierno se basa en una supuesta falta de colaboración de la universidad con el Departamento de Seguridad Nacional para identificar estudiantes acusados de antisemitismo y una presunta vinculación con el Partido Comunista Chino, algo que Harvard niega categóricamente.

La reacción fue inmediata. En un campus que alberga estudiantes de 140 países —27% del total de su población— la noticia generó alarma. Entre ellos hay 58 argentinos: 34 cursan carreras de grado o maestrías y 24 son investigadores (scholars) que realizan estancias académicas.

“Hasta que no digan nada claro prefiero quedarme adentro”, cuenta a Clarín una investigadora argentina en el área de humanidades, que pidió preservar su identidad. “No salgo a ningún lado, no circulo porque es un peligro. ¿Estamos ilegales ahora mismo o más adelante? Es muy confuso”.

La propia Universidad reconoció el desconcierto. Los estudiantes y académicos recibieron primero un mensaje institucional informando que Harvard había perdido la capacidad de patrocinar visas. Luego, nuevos correos confirmaron que la institución daría batalla judicial y más tarde notificaron que una jueza federal había suspendido temporalmente la aplicación del decreto.

La decisión del gobierno de Trump se inscribe en una ofensiva más amplia contra las universidades de élite, a las que acusa de fomentar el antisemitismo y aplicar políticas de diversidad, equidad e inclusión (DEI) que considera ideológicamente sesgadas. En las últimas semanas, varias instituciones, como Columbia, accedieron a permitir el ingreso de fuerzas de seguridad en sus campus, eliminaron el DEI y entregaron información sobre estudiantes manifestantes, ante la amenaza de perder subsidios federales.

Harvard, sin embargo, se mantuvo firme. Con un patrimonio de 53.000 millones de dólares y una red de donantes que incluye a sectores conservadores de peso, fue la única que no cedió a los reclamos del Gobierno. Esto habría motivado, según denunció la universidad en la justicia, una represalia directa del Ejecutivo. “La revocación del aval a las visas es una respuesta inconstitucional por negarse a capitular ante sus demandas”, señalaron sus abogados ante la Corte Federal de Boston.

La medida se produce, además, en un momento particularmente sensible para la comunidad universitaria: acaba de terminar el semestre y se acerca la ceremonia de graduación, prevista también para el 29 de mayo. “Muchos padres ya llegaron a Boston para la graduación de sus hijos. Es muy duro verlos así, llenos de miedo e incertidumbre sobre su futuro”, relata la investigadora.

Según advierten dentro de la propia institución, el impacto de una medida como esta sería devastador. “Básicamente destruiría a la universidad. No hay Harvard sin una comunidad internacional”, afirma. Y añade: “No hay manera de que el prestigio y la excelencia académica sobrevivan sin la posibilidad de traer a las mejores mentes del mundo. Es un golpe al corazón del conocimiento”.

Mientras se espera la audiencia judicial que podría definir el destino de miles de estudiantes, dentro de Harvard crece el clima de unidad. Profesores y empleados aceptaron incluso congelar sus salarios para apoyar los costos legales de la defensa. “Sabemos que es el momento de dar el ejemplo y combatir. La universidad nos está protegiendo”, concluye.