
Tensión financiera: se agotan los dólares del agro, suben las tasas y crece la desconfianza en el plan económico
El mercado argentino atraviesa una semana clave marcada por la incertidumbre cambiaria y monetaria, con señales preocupantes sobre la estabilidad económica. Este martes finaliza el ingreso estacional de divisas por la cosecha gruesa y crecen las dudas sobre la capacidad del Gobierno para sostener la calma cambiaria. En este contexto, la tasa de interés en pesos se disparó hasta un 60% anual nominal (TNA) y el Banco Central debió enviar casi 100 millones de dólares en billetes en 48 horas para abastecer la demanda de ahorristas.
Las cauciones en pesos a un día llegaron a tasas de hasta el 64% TNA en ByMA, reflejando la crisis de confianza en la política monetaria del Gobierno. Aunque luego retrocedieron parcialmente, la tasa efectiva anual superó el 60%. La situación se agravó por la eliminación de las LeFi (letras de liquidez del BCRA), sin una estrategia clara para canalizar esa liquidez. El intento de trasladar esos fondos a Lecap del Tesoro resultó caótico: cayó la tasa de interés, se aceleró la dolarización de carteras y subió el dólar.
Mientras tanto, los ahorristas retiraron masivamente divisas: solo entre lunes y martes salieron de los bancos más de 99 millones de dólares en efectivo. Esto obligó al BCRA a reforzar las sucursales con billetes físicos, ante el temor de escenas de tensión por faltante de dólares.
El desorden monetario se produce en el peor momento posible: a partir de mañana, el Gobierno perderá la principal fuente de divisas –la liquidación del agro– y se prevé una mayor volatilidad en los mercados cambiarios. Según el banco de inversión CMF, desde el 1 de julio las Declaraciones Juradas de Ventas al Exterior (DJVE) “fueron prácticamente nulas”.
El Tesoro enfrenta, además, un calendario exigente de vencimientos: debe renovar 54 billones de pesos antes de mediados de septiembre, sin una tasa de referencia clara y con un mercado que sigue dolarizándose. Solo en julio vencen más de 30 billones, con un pico el 31 por más de 11 billones.
En este contexto, el Gobierno ejecutó compras por hasta 1.000 millones de dólares –en su mayoría con financiamiento privado– para cumplir con la meta de acumulación de reservas pactada con el FMI y destrabar un desembolso de 2.000 millones de dólares. Pero la efectividad de esta estrategia es incierta, especialmente luego de que el BCRA agotara su margen de intervención en el mercado de futuros (donde gastó casi 2.000 millones en mayo).
El dólar oficial mayorista cerró en $1.286, aunque luego retrocedió a $1.275. El dólar MEP cerró a $1.281 y el CCL a $1.289, reflejando la presión constante sobre el tipo de cambio financiero.
El analista Christian Buteler advirtió: “Este nuevo esquema de tasa exógena está generando alta volatilidad. El mercado todavía no encontró un equilibrio y el resultado por ahora es negativo: el dólar sube y el Tesoro se financia a tasas más altas”.
Con la escasez de dólares por delante, un mercado en tensión, y vencimientos colosales de deuda, el equipo económico enfrenta una prueba crítica para sostener su plan de estabilización. La desconfianza creciente plantea un interrogante central: ¿hay coordinación suficiente entre el Tesoro y el BCRA para evitar una nueva crisis financiera?