
Riquelme apuesta por Herrón para cerrar el torneo y ya piensa en Milito para el futuro
La salida de Fernando Gago reactivó una vieja fórmula en Boca: la del interinato de Mariano Herrón. Juan Román Riquelme, volvió a su hombre de confianza para conducir al equipo hasta el final del Torneo Apertura. En principio, la conducción técnica se extenderá hasta el 1° de junio, día de la eventual final en Santiago del Estero. Luego, comenzará otra etapa: la búsqueda definitiva de un entrenador de peso para el Mundial de Clubes. Y el nombre que más seduce es el de Gabriel Milito.
Desde que Riquelme asumió como presidente, Boca no volvió a ser campeón. Pasaron Jorge Almirón, Diego Martínez y, brevemente, Fernando Gago. Todos terminaron sus ciclos sin títulos y con cuestionamientos. Ahora, el propio Román es blanco de las críticas por la falta de resultados y la inestabilidad en el banco.
La elección de Herrón no es casual: además de ser un hombre del club, lo une a Riquelme una amistad de larga data, desde sus días en el Club Parque y Argentinos Juniors. Ya lo había acompañado como colaborador de Miguel Russo y fue quien tomó las riendas en cada transición: con Battaglia, Ibarra, Almirón, Martínez y ahora Gago.
Aunque actúa como interino, Herrón no es una figura decorativa. Riquelme tiene peso en las decisiones tácticas y en la elección de jugadores. Ha intervenido en distintas etapas: pidió titularidad para Zeballos, intervino en el caso Barco y discutió por la inclusión de Brian Aguirre y Alan Velasco. Su influencia se siente en el vestuario.
La lógica detrás de esta decisión es también táctica: evitar quemar a un técnico titular en caso de una eliminación o una derrota dolorosa. Por eso, aún no se avanzó con ninguno de los tres nombres en carpeta: Gabriel Milito, Gustavo Quinteros y el Kily González. Milito, actualmente en el exterior, aparece como el candidato favorito, aunque no está dispuesto a asumir en medio de una crisis. Riquelme, por ahora, no hizo llamados.
Este martes, ante Lanús, Herrón sumará su décimo partido como técnico de Primera en su cuarto interinato. En Boca esperan que esta vez, el cierre sea distinto: con una vuelta olímpica que calme los ánimos en el hincha y le devuelva crédito a la gestión de Riquelme.