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La pos pandemia en la geopolítica papal

Por Jorge Rachid

Un Papa invisibilizado en los medios hegemónicos, combatido por el capitalismo financiero, denigrado por los fundamentalistas del Mercado, agraviado por la derecha argentina, ironizado por el macrismo, ha dado un paso trascendente en la historia de la Humanidad.

Su visita a Irak tiene varios capítulos de análisis, en un país que ha sido arrasado por la lógica guerrera del Imperio, que en función de sus intereses estratégicos, no dudó el perseguir a su socio en la CIA, Saddam Hussein a quien colgó rápidamente para evitar que hable y además provocó más de 600 mil muertos en pocos años de ocupación, destruyendo ciudades históricas y testimonios arqueológicos, Patrimonios de la Humanidad, que nunca se recuperarán.

Entonces la primera reflexión es de una visita de reparación a un pueblo, que vivía en armonía, donde se desataron las siete plagas bíblicas de mano de una lógica imperial, que arrasó Medio Oriente y África del Norte, asesinando a Kadhafy en Libia, destruyendo ese país; atacando Siria con cientos de miles de muertos en ambos países y Yemen. Sin ningún tipo de reparo, ni moral ni ético, por parte de la Comunidad internacional, que no sólo avaló, sino que acompañó con tropas, las invasiones.

La segunda reflexión es el abrazo del pueblo musulmán chiita y el pueblo católico, unidos en la Tierra de Abraham, en la antigua Mesopotamia, donde todo nació, en una Cumbre Histórica en nombre de pensar un mundo nuevo, en donde los seres humanos y la naturaleza convivan en paz. Un  desafío, que es un alerta al calentamiento global, un nunca más a las guerras de ocupación, un freno a la explotación de los recursos naturales fósiles, un llamamiento al cuidado del agua dulce, ahora cotizado en el Mercado a futuro en Chicago, una barbarismo humano, anunciado por Perón en 1974.

La otra reflexión, la tercera es la del fracaso de las potencias occidentales, por si mismas al ser derrotadas o por el armado de milicias terroristas tipo Daesh o ISIS por la CIA, la Mossad o el M16 británico, en sus incursiones bélicas y asesinas, aunque sean en el supuesto nombre de la Libertad y la Democracia, ocasionando millones de muertos y desplazados, que después de destruir sus ciudades, se niegan a recibir a los expulsados.

Dijeron que retiraron las tropas, pero dejaron mercenarios por miles de las empresas de seguridad, inaugurando una etapa trágica en el mundo, con la misma potencia de fuego y el agregado del asesinato a distancia con drones. Sin bajas oficiales, sin costos de material perdido, sólo oficiales retirados, manejando consolas a 18 mil km. de distancia, matando.

Pero políticamente les salió el tiro por la culata: el gobierno iraquí chiita, es uno de los principales aliados de Irán, el enemigo principal de EEUU que nunca se recuperó de dos derrotas: la revolución islámica que echó al régimen asesino del Sha de Irán, colocado por décadas por el Imperio para la explotación del petróleo; la segunda la derrota por la expulsión de Hussein de Irán, ocupación iraquí empujada por EEUU, en una guerra de 8 años, un millón de muertos, propiciada por Occidente, que los persas dieron vuelta y vencieron.

Entonces debemos coincidir que la movida del Papa Francisco, argentino y de pensamiento popular, de conciencia americana, que recupera la identidad americana, mestiza, morena, criolla y profunda de su tierra que lo vio nacer, al decir de Rodolfo Kush del “estar situado”, de la Madre Tierra que determina y consolida su subjetividad.

Éste Francisco, guerrero de las causas nobles, ha abierto un camino pos pandémico en el mundo, sobre la base de los nuevos ejes de la futura disputa de poder mundial, que debería darse sobre los fundamentos mismos de la preservación de vida o la apuesta a la muerte.

Un disputa entre modelos de construcción políticas, desde un Mercado como ordenador social y financiero absoluto, hasta un modelo social y productivo solidarios, que aúne la preservación de la naturaleza con la supervivencia de los seres humanos.

Es el llamado a una sociedad internacional en paz, al cuidado del planeta, a la condena a cualquier tipo de agresión imperial, desde avasallamientos a las soberanías nacionales y la autodeterminación, a invasiones a bloqueos económicos o sanciones. En especial cuando un mundo occidental ha criminalizado al mundo musulmán, cuando ese mundo prepotente e invasor, desconoce toda otra cultura, la arrasa, la denigra, la entierra y la marca, pese a que esas culturas orientales les dieron al mundo, los más grandes avances de la Humanidad.

El Occidente como lo conocemos tiene apenas 500 años, en sus bases filosóficas 2.400 años, en siete mil de historia comprobada de los seres humanos, como comunidades organizadas y verificables.

Desde entonces todos los imperios han caído, el poder temporal de los hombres es del tiempo biológico, los pueblos escriben tiempos históricos y sobre ellos se pretende reconstruir un mundo arrasado por una lógica perversa, que hemos naturalizado, siendo invivible, en donde la muerte campea por hambre y por guerras, ante la mirada indiferente de los líderes mundiales.

Esa lógica, es el punto de ruptura que genera Francisco, la que irrumpe en un mundo materialista pétreo, que es la misma que proponemos desde el movimiento nacional y popular, que vertebra el peronismo como eje doctrinario y filosófico, de una conciencia superior al posibilismo materialista inhumano, que pretende el neoliberalismo, como cultura dominante, que pretende seguir perpetrando.

El actual Irak es la tierra de Abraham, quien salió de Ur de Caldea a la Tierra Santa; es el escenario del libro de Jonás, que predicó en Nínive, y también, el territorio en el que el pueblo bíblico vivió el exilio cuando el imperio de Babilonia destruyó Jerusalén. A ese Irak de ayer y de hoy, Francisco vino a restañar de sus heridas, en un ejemplo al mundo de que la Paz, en vida plena, es posible.