Diario la Campana

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Virus, comunidad y salud

Por Claudio Acosta*

 

Qué paradójico resulta saber que una partícula como el virus nos paraliza como sociedad y nos pone a la defensiva. La Pampa está en esa situación, aunque habíamos empezado a creer que acá no iba a suceder. Ocurre que el  espejismo de considerarnos una isla donde nada pasa, aunque no lo queramos creer, todavía hoy está entre nosotros/as. Asombra que algo tan sencillo que ni siquiera es un ser vivo nos esté poniendo en tensión y riesgo a las y los pampeanos. Ya hace tiempo el médico Ramón Carrillo se refería a los gérmenes como “pobres causas  frente a las enfermedades que producen la miseria y el infortunio social”.

 

Sin embargo hoy todavía no contamos con demasiadas herramientas para hacerle frente al COVID-19, que apareció localmente entre nosotras y nosotros de forma tan absurda como inesperada.  Todo el avance y el desarrollo tecnológico del mundo todavía no ha sido capaz de poner límites a esta partícula que necesita nuestras células para replicarse. Acá y en todo el mundo, la humanidad no cuenta más que con la simple prevención como arma eficaz. Sólo tenemos hasta este momento herramientas milenarias como el lavado de manos, cubrirse la boca y el distanciamiento social.

 

Algo tal vez que por parecernos demasiado sencillo y primitivo, sin darnos demasiada cuenta, nos indujo socialmente a subestimar su importancia como elemento de barrera para evitar la propagación viral. No respetar e incumplir con las únicas y antiguas medidas eficaces para detener la aparición y diseminación del virus, nos llevó al relajamiento de una manera bastante infantil con las consecuencias conocidas.

 

Quiero decir: la especie más compleja e inteligente a la que pertenecemos, tiene enfrente a un “pobre germen” y, para ello solo cuenta con herramientas ancestrales a las que minimizamos por no ser sofisticadas y no provenir del campo tecnológico. Esta ecuación entre otras tantas cosas nos debería hacer pensar acerca de la importancia que tiene la Atención Primaria como Estrategia en el Sistema de Salud Pública y sobre cuál es el rol sanitario que cumple la comunidad como principal sujeto activo.

 

Es que el éxito de un sistema sanitario no se determina únicamente por la cantidad de camas de Terapia Intensiva disponibles ni por la tecnología de última generación con la que se cuente. Es la Atención Primaria como estrategia la que implementada como política de salud es capaz de alcanzar el éxito sanitario, logrando a través de la prevención y el trabajo con la comunidad, que los servicios de salud de mayor complejidad no sean desbordados como ocurre en muchas otras partes del mundo. Este “evitar” cuenta para los politraumas de accidentes viales, para las personas con insuficiencia cardiaca y por supuesto también para la actual pandemia. En todo caso la cantidad de personas conectadas a respiradores en las terapias da cuenta de las medidas que implementamos previamente y el éxito o fracaso que ellas alcanzaron.

 

Muchas cosas están en juego. Todas y todos tenemos a la distancia un ser querido a quien no poder ver y es doloroso porque además es una incógnita el tiempo que durará esta situación. Ni hablar si tenemos que afrontar la pérdida de un ser querido a quien no podremos despedir.

 

El impacto en la población es dispar. Las clases más humildes cuentan con una resiliencia para superar momentos difíciles como estos y, no estoy tan seguro que así sea para aquellos sectores que no están “acostumbrados” a la experiencia de vivir en la pobreza y la marginalidad diaria. Esto sin dejar de reconocer que la actual pandemia a quienes más golpea es a los sectores social y económicamente más vulnerables. Pienso en los asentamientos existentes, pienso en quienes si no trabajan diariamente no consiguen el sustento para “parar la olla”. Pienso en las niñas/os que sin electricidad ni computadoras no pueden hacer la tareas escolares. Pienso en los comedores y merenderos que ya no pueden dar una mano a quienes no tienen para comer. En definitiva esas personas y sus realidades, son las que tenemos que ser capaces de sentir como propias. Por ser víctimas de este sistema injusto e inequitativo donde la pandemia exacerba su ya existente situación precaria de subsistencia.

 

No me siento identificado con esa idea que presenta al personal de la salud como héroes y heroínas. Esa imagen corresponde a construcciones simbólicas de la sociedad que necesitamos creer en algo/alguien con quien sentirse segura y protegida. Somos mucho más que personajes de historieta. Somos trabajadoras/es que nos toca en esta coyuntura particular cumplir un rol determinante y de mucha exposición. Somos personas con historia y presente que involucra a nuestras familias y a nuestros seres queridos. En mi opinión tal vez ese sea “nuestro talón de Aquiles”. Ahí es donde el que “nos cuiden” toma dimensión.

 

Da bronca que la actual situación de casos de COVID-19 sea resultado de la soberbia y la irresponsabilidad de un sector de privilegio de la sociedad pampeana. Aunque es justo decir que la gran mayoría de la población pampeana hemos cumplido con sacrificio y responsabilidad con las medidas adoptadas por las autoridades sanitarias.

 

Sin embargo lo urgente hoy no es la búsqueda de responsables individuales a quienes estigmatizar. Urge asumir la idea de lo colectivo, asumir el trabajo solidario como acción de reconocimiento y preocupación social. Comprendiendo que el bienestar de los demás depende de lo que yo haga y, el mío de lo que las y los demás hagan.

 

Tal vez sea momento de que la sociedad a través de sus instituciones y organizaciones sociales pase a tener un protagonismo más activo ya que, al fin y al cabo la salud de la población no depende solo de quienes pertenecemos al sistema sanitario. Estamos atravesando una situación difícil y no necesitamos personajes de historietas, sino  personas que incorporen y practiquen el compromiso colectivo y la solidaridad. Herramientas tan antiguas como aquellos primeros seres humanos pero que, hoy millones de años después este sistema injusto y desigual se empeña en desalentar su uso.

 

*Médico Generalista.