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Asalto a la salud (o a los enfermos)

Si muchos pensaron que el colmo de una práctica desleal comercial era el kilogramo de azúcar a 100 pesos en algunos negocios, se equivocaron.
La vuelta a la atención médica de algunas especialidades ya está causando sorpresa, de la mala, en santarroseñas y santarroseños.
Cuenta un vecino, trabajador estatal provincial y por ende afiliado al SEMPRE, que recibió una llamada del consultorio de su odontólogo de cabecera, notificándole que podría hacer uso del turno que había sacado antes de la cuarentena y que, por la medida preventiva, no había podido concretar.
Sin embargo, hubo un detalle que llevó al vecino del alivio a la indignación, en cuestión de segundos. La misma amable voz del teléfono le advirtió que, como condición para ser atendido, deberá oblar la módica suma de 500 pesos, en concepto de “descartables”. Al consultar qué materiales descartables incluía esa suma, recibió por respuesta que un camisolín y los elementos que usara el odontólogo para atenderlo.
Dicen que el vecino decidió que sus caries esperaran. Sacó cuentas de que, en concepto de “plus médico”, pagaba entre 500 y 1.000 pesos cada vez que iba, sin recibir absolutamente ningún comprobante a cambio y con la exigencia de que fuera en efectivo, a eso se le sumarían los 500 pesos de “descartables”, más lo que le descuentan mensualmente en concepto de aporte a la obra social estatal. Demasiado caro para los tiempos de pandemia, o cualquier otro.
Fuentes a prueba de desmentidas de la obra social estatal pampeana, aseguran que desde algunas asociaciones profesionales médicas ya hicieron llegar la pretensión de percibir algún emolumento especial del SEMPRE, en resarcimiento por el tiempo que debieron cerrar sus consultorios.
Lo que no le comentaron a la obra social fue que, mientras tanto, algunos de sus “profesionales de la salud” se lo irían cobrando a los afiliados. Evidentemente, este odontólogo no será aplaudido como los profesionales que, desde el sector público, atienden a los afectados por la pandemia. Lo más probable es que reciba una sonoro insulto, cada vez que alguna carie produzca dolor en los pacientes que decidan no someterse a la estafa.