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Francisco, por decreto, obliga a denunciar casos de pedofilia y otros abusos en la Iglesia

En una nueva vuelta de tuerca en la lucha contra los abusos sexuales de menores en el clero, un escándalo que ha golpeado como nunca la credibilidad de la Iglesia y ha significado la peor crisis de su pontificado, el Papa promulgó un decreto con nuevos procedimientos para denunciar el acoso y la violencia, y asegurar que los obispos y los superiores religiosos sean responsables de sus acciones. La gran novedad del decreto es que obliga a todos los sacerdotes, religiosos y religiosas a la denuncia inmediata de los casos no sólo de abuso, sino también de acoso y encubrimiento que conozcan, también antiguos; obliga, por otro lado, a las diócesis de todo el mundo a contar para junio de 2020 con un sistema fácilmente accesible al público para recibir informes de abusos. Además, establece tiempos rápidos para que comience y concluya una investigación sobre un obispo (30 y 90 días, respectivamente).

Las nuevas normas se encuentran en la Carta Apostólica en forma de Motu Proprio “Vos estis lux mundi” (Vosotros sois la luz del mundo), difundida hoy por el Vaticano y firmada ayer por Francisco. Las normas y procedimientos, aprobados “ad experimentum” por un trieno, entrarán en vigor el 1 de junio próximo.

Los delitos de abuso sexual ofenden a Nuestro Señor, causan daños físicos, psicológicos y espirituales a las víctimas, y perjudican a la comunidad de los fieles

“Los delitos de abuso sexual ofenden a Nuestro Señor, causan daños físicos, psicológicos y espirituales a las víctimas, y perjudican a la comunidad de los fieles. Para que estos casos, en todas sus formas, no ocurran más, se necesita una continua y profunda conversión de los corazones, acompañada de acciones concretas y eficaces que involucren a todos en la Iglesia”, “, asegura el Papa al principio del Motu Proprio (decreto por voluntad propia), que consta de 19 artículos.
Andrea Tornielli, director editorial de los medios del Vaticano, destacó en un artículo que el documento es “un fruto más” de la histórica cumbre sobre la protección de menores que tuvo lugar en febrero pasado, a la que el Papa convocó a los presidentes de todos los episcopados.

Mostrador para las quejas
Entre las novedades del decreto, Tornielli subrayó la puesta un marcha de un “mostrador” para las quejas en cada diócesis. Todas las diócesis del mundo, de hecho, tendrán ahora la obligación de establecer, en un año ( junio de 2020) “uno o más sistemas estables y fácilmente accesibles al público para presentar informes” sobre los abusos sexuales cometidos por clérigos y religiosos, el uso de pornografía infantil y la cobertura de los mismos abusos.

“La normativa no especifica en qué consisten estos «sistemas», para dejar a las diócesis la opción operativa, que puede ser diferente dependiendo de las diferentes culturas y condiciones locales. Lo que se quiere es que las personas que han sufrido abusos puedan recurrir a la Iglesia local con la seguridad de que serán bien recibidas, que estarán protegidas de las represalias y que sus informes serán tratados con la máxima seriedad”, explicó Tornielli.

Lo que se quiere es que las personas que han sufrido abusos puedan recurrir a la Iglesia local con la seguridad de que serán bien recibidas

Otra novedad es la obligación de todos los clérigos, religiosos y religiosas, de “informar con prontitud” a la autoridad eclesiástica de todas las denuncias de abusos de las que tengan conocimiento, así como de las omisiones y encubrimiento en la gestión de los casos de abusos. “Si hasta ahora esta obligación se refería, en cierto sentido, sólo a la conciencia individual, a partir de ahora se convierte en un precepto legal universalmente establecido”, indicó, que subrayó que también todos los laicos pueden y son alentados a usar el sistema para denunciar el abuso y el acoso, a la autoridad eclesiástica competente.
El documento abarca no sólo el acoso y la violencia contra los niños y los adultos vulnerables, sino también la violencia sexual y el acoso resultante del abuso de autoridad. Vos estis lux mundi subraya, en efecto, la importancia de proteger a los menores (personas menores de 18 años) y a las personas vulnerables y la noción de “persona vulnerable” es más amplia, ya que no se limita a las personas que no tienen “uso habitual” de la razón, sino que se amplía para incluir los casos ocasionales y transitorios de incapacidad para comprender y querer, así como las discapacidades físicas. A este respecto, el nuevo Motu proprio se hace eco de la reciente Ley del Vaticano, de marzo pasado.
Protección de los denunciantes
Tornielli resaltó que también son importantes los párrafos dedicados a la protección de quienes se presentan para informar. “Aquellos que denuncian abusos, según las disposiciones del Motu proprio, no pueden ser objeto de “prejuicios, represalias o discriminación” a causa de lo que han informado. Hay que atender el problema de las víctimas que en el pasado han sido reducidas al silencio: estas normas universales establecen que “no se les puede” imponer “ninguna obligación de silencio con respecto al contenido” del informe. Obviamente, el secreto confesional sigue siendo absoluto e inviolable y, por lo tanto, no se ve afectado en modo alguno por esta normativa”, dijo. “Vos estis lux mundi también afirma que las víctimas y sus familias deben ser tratadas con dignidad y respeto y deben recibir asistencia espiritual, médica y psicológica adecuada”, agregó.

Aquellos que denuncian abusos, según las disposiciones del Motu proprio, no pueden ser objeto de prejuicios, represalias o discriminación a causa de lo que han informado””

El documento asismismo refuerza el papel del arzobispo metropolitano en la investigación previa ordenada por la Santa Sede, si la persona denunciada es un obispo. “Su papel, tradicional en la Iglesia, se ve reforzado y atestigua su deseo de aprovechar los recursos locales también para las cuestiones relativas a la investigación de los obispos. El responsable de la investigación después de treinta días envía a la Santa Sede «una relación informativa sobre el estado de las investigaciones», que «debe concluirse en el plazo de noventa días» (son posibles prórrogas por «razones justas»). De este modo se establecen determinados plazos y, por primera vez, se exige a los departamentos interesados que actúen con prontitud”, afirmó Tornielli.
Otro punto importante es que las normas prevén ahora que las conferencias episcopales y las diócesis puedan preparar listas de personas calificadas dispuestas a colaborar, aunque la responsabilidad última de las investigaciones recae en el arzobispo metropolitano.
Como el Papa siempre insistió en este punto, el documento reafirma el principio de la presunción de inocencia de la persona acusada, a quien se le informará de la existencia de la investigación cuando así lo solicite el Dicasterio competente.
Fenómeno global, respuesta universal
En una entrevista con Vatican News sobre el Motu Proprio, el cardenal canadiense Marc Ouellet, prefecto de la Congregación para los Obispos, admitió que por supuesto la última oleada de casos de abusos y encubrimiento habidos en diversas partes del mundo empujaron a la elaboración de estos nuevos procedimientos.
“La experiencia dolorosa vivida en los últimos años ha enseñado mucho y ciertamente este motu proprio la tiene en cuenta”, dijo. “Quisiera de todos modos subrayar su valor universal: sería errado considerarlo una respuesta a este o a aquel caso. El fenómeno es global y la respuesta debe ser universal y como dice el Papa, concreta”, agregó. Entre las novedades del decreto Ouellet destacó el hecho de que, “al margen de los abusos a menores y adultos vulnerables el documento también se refiere a acosos o violencia por abuso de autoridad: esto significa incluír en la normativa también los casos de abusos de religiosas por parte de clérigos o de abusos de seminaristas o novicios de parte de sus superiores”.

Fuente: La Nación