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Altolaguirre, de la Ilustración a la fuga de votos

A poco más de un día del dislate que cometiera el secretario de Educación y Cultura municipal, Gabriel Gregoire, ofendiendo a familiares y veteranos de Malvinas, haciendo una tribuna electoral del acto conmemorativo, el grueso de las críticas se orientan hacia el intendente Leandro Altolaguirre, en cuyo nombre habló el escandaloso funcionario.
“No todos estaban preparados para escuchar ese discurso”, disparó esta mañana Gregoire, en un intento por justificar y defender su discurso. Más allá de su pretensión, dio toda la impresión de que el referente cultural de Cambiemos estaría apuntando a una vuelta a los tiempos de la ilustración, el movimiento cultural y literario que se desarrolló en los salones de los adinerados del siglo XVIII. Solo restaría saber, en caso de seguir con este exclusivo razonamiento, si en próximas alocuciones propondrá el voto calificado.
En ningún momento pidió disculpas a los ofendidos que le retiraron el micrófono y lo obligaron a retirarse del acto, todo lo contrario. El funcionario de Altolaguirre siguió subiendo la apuesta y les espetó a los enojados con un contundente “lo lamento pero la tribuna está para ser usada”, si bien reconoció que le dio un tinte electoral a sus palabras por la proximidad de los comicios.
Más allá del aumento de su provocación, son varios los funcionarios y referentes radicales que claman por su renuncia, teniendo en cuenta el flaco favor que le hizo con sus palabras a las intenciones electorales de Altolaguirre.
Los adláteres del intendente que aún pueden circular por la ciudad saben que el grueso del malestar por el incidente del 2 de abril apunta directamente a la responsabilidad de Altolaguirre, más que al desubicado funcionario.
Perciben que sin emitir una palabra al respecto, el candidato del FREJUPA, Luciano Di Nápoli, capitalizó ampliamente la imprudencia de Gregoire, y que eso se transformará en más votos para el peronismo vernáculo.

Sin dudas que si el afrancesado Gregoire hubiera sido contemporáneo de Maximiliene Robespierre, por estas horas ya habría pasado por alguna guillotina jacobina, y Altolaguirre estaría en alguna sala aguardando el mismo destino.