Diario la Campana

Diario online

Mala consejera la ansiedad

Cuando todavía suenan los ecos del último congreso peronista, de Quemú Quemú, las ansiedades hacen que algunos comiencen a mostrar sus juegos.
Ninguno de los dos estuvo en la ciudad del norte provincial. Casi en simultáneo, uno en Santa Rosa y el otro en General Pico, Oscar Mario Jorge y Juan Carlos Tierno hicieron sus jugadas públicas en la semana que se termina. Ambos eligieron mostrarse con dirigentes vinculados a Cambiemos.
El ex gobernador, 3 veces intendente de Santa Rosa y ex declinado candidato a serlo respondió campante al convite que le hiciera Leandro Altolaguirre para realizarse una sesión de fotos, so pretexto de que le mostraría los proyectos que tenía para la Laguna Don Tomás.
La foto les convenía al jefe comunal de cambiemos y al ex mandatario, para mandar mensajes puertas adentro de sus propios partidos. El radical quiere repetir y nadie sabe qué querrá el octogenario, pero seguro que el “aquí estoy” fue tenido en cuenta.
Algunos dirigentes optaron por tomar con humor las fotos, pero para los trabajadores municipales, la militancia barrial, enfrentada duramente con Altolaguirre, a los atribulados vecinos capitalinos, y a los concejales del PJ, que él mismo puso, las fotos de Jorge, abrazo con el actual intendente y debajo del cuadro de Leandro Alem, fue una dura cachetada, difícil de digerir y perdonar.

Le dará el cuero?
El aquilatado ex ministro le falló el anhelo: con su salida La Pampa no cayó bajo las hordas de la delincuencia, el narcotráfico, la trata de blancas y la tercera guerra mundial. Al contrario, no solamente se mantiene el nivel delictivo en los niveles históricos, sino que aumentó la cantidad de casos resueltos.
La frustración por no haber podido llegar al final del tercer cargo público importante que le tocara ocupar (es la segunda vez que Carlos Verna lo echa: durante su primer mandato lo eyectó del Ministerio de Gobierno, ahora de Seguridad, y en el medio le intervinieron la municipalidad de la que era intendente, cuando aún no había cumplido tres meses en el cargo), Juan Carlos Tierno, luego de que Verna no le ofreciera ninguna “embajada”, optó por pintarse con el color del despecho y se fue a los pagos del gobernador, se mostró con “El Padrino” Carlos Aragonés, lanzó candidatura a gobernador y le espetó al actual mandatario que seguro no se iba a presentar. Esto último hizo recordar a los piquenses la frase del ex presidente de facto Alejandro Lanusse, cuando dijo que Juan Domingo Perón no iba a volver “porque no le da el cuero”, la historia es conocida y el exiliado no solamente volvió, sino que ganó su tercera presidencia de los argentinos.
Si bien la consorte del condenado ex ministro aún se mantiene dentro del bloque PJ de diputados provinciales, a donde llegó luego de acordar con Verna su integración a la lista, Tierno no descartó arrimarse al PRO o ir por fuera del PJ.
Lo que Tierno no dijo, pero todos recordaron es que apenas le queda el recurso de queja que presentó ante la Corte Suprema de Justicia, para que quede firme su condena y sea inhabilitado por muchos años para ocupar cargos públicos, ya sean electos, o como asesor de su señora, luego de ser castigado judicialmente por abuso de autoridad.
Posibilidades
Tanto Jorge como Tierno están haciendo la pose del Topo Gigio que inmortalizara, luego de hacer goles, Juan Román Riquelme. La única diferencia es que ninguno de los dos anotó tanto alguno en los últimos años.
Ambos tienen devaluadas sus posibilidades de fuego y de daño.
En caso de decidir cortarse solos y arrancar por las suyas alguna batalla electoral, todo el mundo sabe que ninguno de los dos cuenta con una estructura propia que les colabore para sus intenciones electorales, y muy difícilmente ninguno de los dos metan la mano a sus bolsillo para bancar alguna aventura electoral.
Eso sin contar que las encuestas le sonríen ampliamente a Verna.
Está a la vista que las ansiedades hacen mostrar las cartas del juego en forma directamente proporcional al poder y posibilidades que se tienen en el juego de la política. Los más apremiados son los primeros en mostrar sus cuatro de copas.