Vivir del Estado
A una semana del decreto “anti-nepotismo” del presidente Mauricio Macri, solamente se alejaron de sus cargos nueve parientes de funcionarios influyentes del Gobierno Nacional. Una cantidad indeterminada de funcionarios nacionales luchan a brazo partido por la continuidad de la también indeterminada cantidad de parientes que acomodaron ya sea como como funcionarios o empleados de la Administración Pública Nacional. Uno de ellos es el secretario de Deportes de la Nación, Carlos Mac Allister.
Una ingeniosa “meme” circula por el ciberespacio con el texto “Harto de mantener chetos. Se embarazan para meter a sus hijos en los ministerios”. El texto, que juega con la máxima que enarbolaban los más furiosos adherentes al macrismo según la cual las mujeres de bajos recursos se embarazaban para cobrar la Asignación Universal por Hijo, no deja de poner en evidencia que el “vivir del Estado” no es solamente patrimonio de los más humildes. El propio Macri ha hecho un culto, junto a sus familiares y allegados, de obtener ganancias del Estado, a través de negocios que están al límite, o lo pasan, de lo legal, y por montos que son millones de veces más abultados que la AUH.
Llegaron por ser sobrinos y se quedan por ser…sobrinos
Carlos Mac Allister marcó esta semana una muesca más para demostrar desde la evidencia Cambiemos efectivamente está aplicando un cambio en los usos y costumbres de la política argentina, pero en reversa. En un reportaje otorgado al sitio Diario Textual, defendió la permanencia de dos de sus sobrinos en los lugares que se desempeñan, dentro de la órbita del Estado Nacional.
-Tus sobrinos trabajan en Nación, ¿los afecta el decreto de Macri?
-Los dos están trabajando, uno en el ENARD y el otro en el Sedronar, y cumplen con los requisitos que tiene que tener un empleado público. Yo no soy un secretario con rango ministerial y mis sobrinos no son funcionarios, son trabajadores. Creo que algunos han malinformado con mala intención sobre el caso.
El empresario futbolístico sigue al pie de la letra el manual duranbarbiano, porque apunta y ataca a los que informaron que tenía dos sobrinos conchabados en el Estado, para defender su permanencia. En ningún momento habla -ni le preguntan- sobre la fecha de ingreso de los jóvenes, que obviamente fue después del 10 de diciembre de 2015, ni de la condición sine qua non de ser sobrinos de él, como único antecedente para su ingreso a esfera pública.
En el colmo del paroxismo macrista, Mac Allister declara en el párrafo siguiente al citado más arriba que “el Estado no tiene que ser un lugar donde continuamente sea el refugio de los familiares de los funcionarios en cargos incluso jerárquicos. Como pasa en La Pampa desde hace 30 años donde van a cargos jerárquicos los sobrinos, los tíos y los hijos. Son muchos años siendo gobernados por los mismos parientes”.
En otras palabras, lo que él y la gran mayoría de funcionarios de Cambiemos hacen está bien, pero si lo hace otro no. A veces, seguir un manual al pie de la letra hacen pegar algunas patinadas, porque entre los “sobrinos, los tíos y los hijos” que acusa de beneficiarse a funcionarios pampeanos, está su propio sobrino (el del ENARD) que no tan casualmente es hijo de su hermana, la también funcionaria -pero provincial- María Alejandra Mac Allister, presidenta del Tribunal de Cuentas, y militante de Cambiemos.
La doble moral de los dirigentes y funcionarios del macrismo no se limita a los acomodos de parientes. También se extiende a otras prácticas políticas, que ellos mismos cuestionaron públicamente, como el clientelismo y el reparto indiscriminado de dádivas en época electoral, pero eso será material de análisis de otra nota.
Piden a provincias como La Pampa transparencia, pero ellos mismos no la practican. Valga poner como ejemplo que mientras el Gobierno Provincial de autodepura de funcionarios sospechados, Macri junto a sus colaboradores -entre ellos Mac Allister- justifican que el propio ministro de Trabajo tenga empleados en negro y continúe en su cargo.
Cambiemos no solamente perfecciona, a través de empleos o negocios de gran magnitud, el “vivir del estado”, sino que su aparato comunicacional y los fieles reproductores del relato oficial intentan convencer de que eso son “errores” y casos aislados, apuntando a lo social, jubilados y trabajadores como los sectores que en realidad siempre se beneficiaron de lo estatal y que es allí donde hay que aplicar los ajustes.