Triste, solitario…¿y final?
El intendente Leandro Altolaguirre sigue en su empeño de abrir todos los frentes posibles de conflicto, para desviar la atención de los vecinos de la falta de gestión que está sumiendo a la capital pampeana en su peor crisis de la historia.
El jefe comunal está haciendo un culto de la falta de diálogo franco con los vecinos y con los trabajadores municipales, fundamentalmente.
Con su cerrazón frente al reclamo gremial por dos o tres empleados que quieren ser cambiados de tareas en forma inconsulta -desconociendo la claridad con la que la Ley que rige la labor de los estatales marca este tema, y la obligatoriedad de que los cambios deben ser consensuados- está llevando a que probablemente mañana se defina un paro general de los trabajadores municipales de todas las áreas de la comuna.
Calculadamente, Altolaguirre no concurrió a ninguna de las reuniones en las que los concejales de todos los bloques intentan acercar posiciones entre las partes. Optó por enviar a funcionarios de menor jerarquía y no les dio ningún poder para negociar. “Hemos podido hablar de los problemas de los trabajadores con todos los intendentes que tuvo Santa Rosa. Es la primera vez que nos pasa esto”, dijo ayer el veterano titular de ATE, Ricardo Araujo, refiriéndose al ninguneo al que los está sometiendo el jefe comunal.
Sumando confusión, hoy envió a sus funcionarios a decir todo lo contrario que dijeron en la frustrada mesa de negociación: que en realidad es el Municipio el que quiere hablar y los representantes de los trabajadores los intransigentes.
Claramente la estrategia oficial es la de terminar enfrentando a los trabajadores con los ciudadanos. Ya lo hicieron antes y están repitiendo la jugada.
El otro claro objetivo de la jugada de Altolaguirre es netamente de política partidaria. En primer lugar hará todo lo pensable para que los santarroseños se olviden que el pasado 22 de octubre, el intendente plebiscitó su gestión y perdió. Y en segundo lugar, debe tratar de diluir las consecuencias internas que le traen a él, su hermano Hipólito y socios de la interna radical, que el 10 de diciembre, entre los diputados que asumirán no habrá ningún representante de la UCR pampeana.