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La Previa de la visita de Macri

La previa de la visita proselitista del presidente Mauricio Macri ya está dejando bastante tela para corta.

Lo primero que verá el primer mandatario al salir del aeropuerto local será la profusa cartelería con la que militantes del Partido Justicialista ornamentaron la Ruta 35, desde la terminal aérea hacia el centro santarroseño.

Desde temprana hora matutina, el aeropuerto está cerrado para el ingreso a cualquier humano que no esté uniformado, sea funcionario de Cambiemos o militante de esa fuerza. El resto de los mortales tienen vedada la entrada, bajo riesgo de sufrir el poco amable trato de la Policía de Seguridad Aeroportuaria.

Al servicio de Cambiemos

Mientras esto sucedía, en el Club Fortín Roca, empleados municipales y vehículos de la comuna era  utilizados para el traslado de sillas y tribunas para el armado del acto partidario de Cambiemos.

Todo bajo la supervisión del cuestionado sub director de Espacios Verdes, Marcelo Fonzo.

Evidentemente, aunque no vaya a los actos, parece que el intendente Lendro Altolaguirre sigue manteniendo su pertenencia a Cambiemos.

Misteriosas pulseras

Al mismo tiempo, en el local partidario de Cambiemos, en la Avenida Luro, se habían armado tres escritorios para el reparto de las pulseras que servirán de identificación a quiénes concurran al acto que encabezará Macri.

Una mujer de avanzada edad, integrante de la organización de la visita, se alteró visiblemente al percatarse de que el cronista de Diario La Campana había sacado una foto de un manojo de verdes pulseras que había en su escritorio, y de malos modos le dijo al atrevido que no se podían sacar fotos ahí.

Calculada desorganización

Uno de los aspectos más llamativos se registró en el trato con la prensa local. Son muy pocos los medios y periodistas que saben con exactitud el horario de arribo de Macri a estas tierras, y no lo comparten.

A diferencia de otras visitas presidenciales, no existe una acreditación previa de medios y trabajadores de prensa que cubrirán la visita del presidente. Llamativamente dijeron a los colegas que fueran hasta el Club El Fortín “más o menos entre las tres y las cuatro” y que allí se acreditarían. Un funcionario local del macrismo “garantizó” que él mismo estaría en la entrada para indicar quiénes eran y no periodistas. Fue inevitable pensar que esta es la metodología que se usa habitualmente para ingresar a los boliches, por parte de los patovicas.

Lo cierto es que entre las pulseras y las trabas al trabajo de la prensa que no es afín a Cambiemos, apuntan directamente a pensar que el objetivo no es otro que el de evitar manifestaciones o preguntas que pudieran incomodar al hijo de Franco Macri.