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Giorgis y la tentación autoritaria

Los incondicionales del intendente Leandro Altolaguirre parecen haber emprendido decididamente la senda que les marcó su jefe: la del autoritarismo ante cualquier atisbo de cuestionamiento a los desaciertos de la gestión.

La última en manifestar este encolumnamiento es la concejala Claudia Giorgis, que salió esta mañana a tratar de seguir llevando la pelota al plano político y sacarlo del técnico a la cuestionada obra de profundización del cuenco de Villa Germinal.

Con frases chicaneras y una evidente falta de respeto hacia sus pares del Concejo Deliberante y hacia los vecinos de los barrios afectados, la contadora intentó desviar la atención considerando que las observaciones eran una “crítica” y no un pedido de informe técnico sobre los fundamentos de la obra.

La postura oficial oscila entre el ocultamiento y una estrategia de encubrimiento al funcionario responsable de Obras Públicas del municipio, Pablo de Dios Herrero, cuya voz no fue escuchada hasta el momento. No es menor la opinión del funcionario, puesto que al ser vecino de la zona, sufrió en carne propia los efectos de las últimas inundaciones.

Por alguna extraña razón, la contadora Giorgis insiste en inmiscuirse en un terreno que no aparenta ser su fuerte, y con resultados a la vista.

Hace un año, geólogos del medio salieron a cruzar su pomposo anuncio sobre la profundidad de las napas en el Barrio Butaló. Ante temerarias acusaciones sobre la cantidad de metros donde se encontraban las napas freáticas, mezclándolas con supuestos hechos de corrupción, un geólogo de la Universidad Nacional de La Pampa, Carlos Camiletti, le dio una clase sobre napas y le espetó que “o le mienten, o le dicen verdades a medias, o no se asesora con los profesionales correctos”.

Más acá en el tiempo, a mediados de abril de este año, la propia concejala encabezó el intento de hacer un nuevo cuenco en el bario Malvinas Argentinas, idea rechazada de plano, manifestación mediante, por los vecinos. En esa oportunidad no pudo justificar técnicamente la conveniencia de la obra y terminó archivada en algún cajón.

Ahora sucede lo mismo con  profundización del cuenco de Villa Germinal. Al igual que en el caso del Butaló también ahora hay un geólogo marcando las falencias: Gustavo Fábregas.

Como dato accesorio cabe señalar que en todos los hechos señalados hubo un personaje en común asociado a la edila: Pablo de Dios Herrero. En los dos primeros incidentes como asesor y en el último además como secretario de Obras Públicas. Es sabido entre propios y extraños, que el actual titular del área es un incondicional de ella y que asumió luego de una intriga palaciega en San Martín 50, de la que dicen en los pasillos no habría estado ausente ella ni el titular de Gobierno, Román Molín.

Tal como lo dijera Camiletti, la concejala debería asesorarse mejor también en comunicación, puesto que al acusar a anteriores gestiones debería recordar que ella misma fue parte ellas. No pasa desapercibido para algunos agudos observadores que desde hace varios años Giorgis viene desempeñando cargos públicos, ya sea como edila o como diputada, la única diferencia es que ahora pertenece al oficialismo, al igual que con el intendente Francisco Torroba. Quizá debiera tener en cuenta que las gestiones se nutren de oficialismos y oposiciones.