Graves declaraciones de un fiscal de la Justicia pampeana
Un fiscal de la Justicia pampeana, que fuera multado por ina infracción de tránsito, se negó al control de alcoholemia policial, poniendo en duda la efectividad de los alcoholímetros que usa la Policía. Además dejó flotando la sospecha de que los controles y las multas se hacen de acuerdo a la apariencia del vehículo.
El fiscal Facundo Bon Dergham “fue multado durante la madrugada de ayer por haber sobrepasado un patrullero en doble línea amarilla e invadir el carril contrario en plena avenida Luro. El hecho ocurrió alrededor de las dos de la mañana, casi en la intersección con la calle Pueyrredón”, según informa en su edición del día de la fecha El Diario de La Pampa.
El funcionario judicial reconoció haber cometido la infracción y el correcto accionar de la patrulla que detuvo su vehículo.
Al momento de brindar su versión del hecho, interpretó que además de la infracción que había cometido, probablemente se habría tenido en cuenta otro factor: “…. Lo que pasa es que por ahí quizás el tipo de auto que tengo hizo que se hicieran algunas conjeturas.
– ¿Qué tipo de auto tiene?
– Es medio fantasmagórico (sic), es un auto deportivo… Una cupé Toyota Corolla 86. Creo que la infracción se inició más por eso que cualquier otra cosa. Pero bueno, yo creo que el operativo estuvo bien hecho y no lo voy a cuestionar, creo que ni siquiera voy a hacer el descargo”.
Más adelante fue consultado sobre si en algún momento se había negado a que le practicaran un control de alcoholemia, alcoholímetro policial mediante, a lo que respondió que “de ninguna manera. Yo soy un poco desconfiado de estas cosas, por eso no es que me negué a hacerme el análisis de alcoholemia sino que dije que quería hacérmelo en un hospital público ante la intervención de un médico… Es lo más seguro”.
Como corolario del hecho, se supo que el operativo duró alrededor de dos horas, porque al identificarse como fiscal y ante la negativa de hacerse el test policial de alcoholemia, fue convocado hasta el lugar el jefe de la Unidad Regional 1, Luis Blanco, que a su vez debió llamar al médico policial para que le efectuara un control en el lugar.
El accionar y las palabras del fiscal revisten una gravedad no menor, puesto que deja sentado un precedente que puede traer dificultades incluso para su propio desempeño como fiscal judicial pampeano.
En primer lugar, el funcionario claramente señala su visión de que en los operativos de tránsito se detienen a los vehículos de acuerdo a su apariencia y modelo, y no tanto por la falta que estén cometiendo.
Luego, y tal vez más grave aún, deja asentada su desconfianza de la efectividad de los alcoholímetros que usa la fuerza policial. Si un fiscal pone en tela de juicio la efectividad del control, ¿qué pueden esperar el resto de los ciudadanos?.
Bon Dergham parece olvidar que la Policía es, además de una fuerza de seguridad, auxiliar de la Justicia. Es en quién –se supone- él mismo debe apoyarse para realizar cualquier investigación. Si además sospecha que puede haber conductas discriminatorias de la Policía y que los instrumentos que usa la fuerza no son confiables, está obligado, sobre todo en su condición de funcionario público, a denunciar y actuar en función de la supuesta irregularidad, porque de no hacerlo puede correr riesgo de ser pasible a una denuncia por incumplimiento de sus deberes. Bien cabe preguntarse si alguno de sus colegas actuará de oficio en este sentido.
Finalmente cabe señalar que él mismo termina haciendo, de alguna manera, algún tipo de abuso de su condición de funcionario judicial. ¿O acaso el jefe de la UR1 y el médico policial concurren por las madrugadas ante cualquier caso de un conductor que se niega a que le practiquen un control de alcoholemia?.
Foto: gentileza El Diario de La Pampa