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Desborde de imprevisión

A esta altura no es complicado imaginar que uno de los sectores más castigados por la desidia de algunos sectores de la gestión del intendente ambientalista Leandro Altolaguirre será la Laguna Don Tomás.

El espejo de agua que fuera orgullo de los santarroseños pasó durante los últimos diez meses de ser sistemáticamente contaminado, con desechos cloacales, a la postal que luce esta semana, con el agua hasta sus bordes.

Justamente este último punto es un claro ejemplo de improvisación para preservar uno de los patrimonios más importantes con que cuenta la capital pampeana.

Según coinciden varios conocedores del tema, la laguna cuenta con una bomba ubicadas detrás de la cancha de sóftbol, que envía líqwuido al Bajo Giuliani. Otra en la Isla de los Niños y además se piden esporádicamente un par de bombas a la Administración Provincial del Agua, para reforzar , puesto que serían de gran potencia. Con estos recursos se contarían para mantener en su nivel al agua del cuenco. Sin embargo se supo de de las dos bombas mencionadas primeramente solamente estaría funcionando una, y que se pidieron tardíamente las restantes al APA. Las consecuencias están a la vista.

Se calcula que cada 100 mm de agua caída, la laguna crece 35 cm. Bombeando normalmente se puede enviar 1 cm por día al Bajo Giuliani. Excediendo de esa cantidad, deberían estar funcionando otras bombas que deriven el agua hacia otros cuencos. Basta ver el nivel que luce por estos días la Laguna, para darse cuenta que algunas de estas previsiones fueron obviadas.

Cuentan los expertos que la primera zona en rebalsar, cuando el agua supere los bordes del espejo, sería la que está entre el faro y la cruz, tal como se estuvo dando en estos días.

Hoy la laguna luce cerrada al público. Apenas se habían comenzado a diluir las consecuencias de las contaminación a la que la sometiera la actual gestión municipal, ahora se suma la imprevisión al calcular las consecuencias de una fuerte lluvia, con la consabida consecuencia para los vecinos que, al igual que hace algunos años, podrían ver sus viviendas inundadas.

 

Foto: gentileza Pomo Sánchez