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Las contradicciones de Marino (parte 1)

La política a veces suele ser contradictoria, sino que lo diga el senador Juan Carlos Marino. Dicen que en sus quince años en la Cámara Alta habría ubicado a más de 100 punteros y colaboradores en la nómina del Senado.
Marino salió a bancar los 357 despidos de la agencia Télam, aduciendo que eran “todos punteros políticos”. Sin embargo, él habría conchabado alrededor de 119 personas, hasta el año 2017, según señalaron fuentes confiables del radicalismo.
La cifra es de un tercio de los echados de Télam, según Marino por ser punteros políticos. Es de imaginar que la filiación de las y los favorecidos por semejante gesto de generosidad no debe ser distinta a la de senador.
En una rápida revisión de nombres, se encontraron en la nómina de empleados del Senado a quién sería su contadora particular y a aspirantes a llegar a las intendencias de algunos pueblos de La Pampa.
Vale destacar que existen cuatro formas “blanquedas” de percibir dinero del Senado: ser senador, empleado de planta permanente, de planta transitoria y contratos por locación de servicios. Obvio que es sin contar con los subsidios y becas que pueden otorgar los legisladores.
Propios y extraños coinciden que los tres lustros en el Senado están representando una experiencia por demás enriquecedora para el ex intendente de Miguel Riglos, que hoy ostenta una de las codiciadas vicepresidencias del cuerpo.