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Entre la mentira y la incapacidad

Solamente pasaron diez días entre las declaraciones de Carlos Mac Allister asegurando que “se ha podido bajar la inflación” y las del ministro de Hacienda de La Nación, Nicolás Dujovne, admitiendo que en Argentina habrá “más inflación y menos crecimiento”.
¿Una mentira, para evitar el pánico entre los pampeanos ante la crisis económica que atraviesa el país? ¿Una muestra cabal de desconocimiento y desinformación del aspirante macrista a la gobernación de La Pampa?.
Cualquiera de las dos alternativas es preocupante.
La mentira a los pampeanos, además de causar mella en la credibilidad del ex jugador de fútbol, sienta precedente de la extrapolación del discurso de Cambiemos a nivel nacional, que indudablemente tendría a nuestra provincia como objetivo también. Por caso vale recordar que en las etapas previas a ser elegido presidente de Nación, Mauricio Macri prometió una serie de medidas que nunca cumplió, como la eliminación del impuesto a las ganancias de los sueldos de los trabajadores, pobreza cero y una serie de anuncios preelectorales que no solamente evadió, sino que profundizó aún más lo que supuestamente iba a cambiar.
La alternativa del desconocimiento y la desinformación están directamente ligadas a la capacidad de análisis y previsión para administrar un estado provincial. Particularmente en La Pampa, las sucesivas administraciones provinciales se han caracterizado por la moderación y previsibilidad para capear crisis económicas, sin que se deteriore el tejido social.
Cambiemos llegó al poder en Nación, con pretensiones del correlato pampeano, con un discurso pleno de promesas de modificar las realidades que acuciaban a los argentinos. El método duranbarbiano marcó a fuego las declaraciones de los funcionarios del macrismo, criticando a la actividad política y diferenciándose de lo hecho hasta ahora por todas las administraciones. “Lo que pasa es que yo no provengo de la política” ha sido la excusa más usada por los funcionarios sorprendidos en alguna falta, como si eso fuera razón suficiente para ser exculpados.
Quienes han escuchado mano a mano a Mac Allister coinciden en que sus ejemplos de vida se limitan al latiguillo “cuando era jugador de fútbol”, sin absolutamente ninguna referencia a la gestión pública. Claro, si se refiriera a su gestión al frente de un organismo público seguramente tendría que perder tiempo explicando los motivos por los que la justicia federal lo investiga por supuestos direccionamientos de licitaciones de piletas de natación, contrataciones indebidas y reparto discrecional de subsidios a entidades deportivas.
Si bien Mac Allister y sus acólitos hacen un culto de presentarse como los cruzados de la nueva política, la realidad demuestra lo contrario. El hallazgo de camiones cargados de mercaderías y bienes para ser repartidos entre los pobres que el mismo sistema contribuye a crear, o el reparto de cargos entre empresarios y comerciantes, mientras echan trabajadores estatales, son solamente dos de los ejemplos que se pueden citar en este sentido.
El empresario futbolístico deberá asumir que no alcanza con el pretexto de que “yo no vengo de la política”, o el aporte de la prensa “perdonavidas” y permeable económicamente que aparenta creerle su desconocimiento de los supuestos abusos de menores de su técnico de inferiores favorito y de toda la vida -Héctor “Patilla” Kruber, preso mientras se investigan los abusos- para convencer a los pampeanos de que está en condiciones de aspirar a ocupar el principal sillón del Centro Cívico pampeano. Al menos en lo que hace a cuestiones de política económica, ya obtuvo un contundente aplazo.