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Y un día dijeron que arreglarían la pérdida de agua…

El Municipio santarroseño anunció con bombos y platillos que –por fin- reparará la pérdida de agua potable y el consiguiente bache que ya es parte del paisaje aledaño al hospital Lucio Molas.

Desde mayo pasado en la esquina de Pilcomayo y Raúl B. Díaz hay una importante pérdida de agua potable.

La muestra de la desidia comunal llegó incluso a traspasar el cambio de funcionarios en Obras Públicas.

La falla atravesó indemne todo el invierno, sin que ningún funcionario de Leandro Altolaguirre dieras la orden de repararla.  Los días que cayeron heladas transformaron los 100 metros siguientes a la esquina en una verdadera pista de hielo. De hecho decenas de ciclistas y motociclistas pueden dar cuenta de ello, luego de los golpes que se pegaron. La peor parte la llevó una nena de apenas tres años, que sufrió quebradura de tibia y peroné, cuando su madre fue atropellada por una moto que no pudo esquivarlas, debido al pavimento con hielo, tal como lo registrara este diario, a mediados de junio.

Incluso en los primeros días de junio el municipio llegó a culpar a una asamblea de trabajadores por la demora en arreglar la pérdida de líquido elemento.

Para beneplácito de los vecinos del norte de la ciudad, luego de cinco meses, y faltando casi treinta días para las elecciones, Altolaguirre se compadeció de la suerte de ellos y mandó a arreglar la pérdida de los cientos de miles de litros de agua derrochados en tanto tiempo, pero cobrados en las facturas que llegan a los domicilios de los atribulados capitalinos.