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La queja de los olvidados

Vecinos del Barrio Almafuerte decidieron manifestar con un piquete, este jueves, en la esquina de Antártida Argentina y Catamarca.

Tal vez las autoridades municipales y provinciales estén tomando nota de que en las últimas semanas el hartazgo de los vecinos ya comenzó a exteriorizarse, con manifestaciones públicas de distinto tipo.

Por lo menos una manifestación por semana –a veces dos o tres- se han estado registrando en la capital de La Pampa. El factor común es el reclamo de los vecinos que aseguran sentirse abandonados por el estado municipal a su suerte. Por ahora, el mayor reclamo es en los barrios periféricos, pero amenaza a extenderse a otros sectores de la ciudad.

Un punto que llama la atención es que en los piquetes, cortes de calles y otras formas de manifestar, los ciudadanos pertenecen a distintas clases sociales. Hay que reconocer a la gestión de Leandro Altolaguirre que si bien no logró movilidad ascendente de clases sociales, si consiguió unificar sus reclamos.

Altolaguirre y su equipo estuvieron bastante alejados de reaccionar como exigía la situación. Entre otros finezas, el intendente comenzó recordando a los atribulados vecinos que habían comprado terrenos baratos sin preguntar por qué lo eran. En las últimas declaraciones que hizo admitió que para él “la opinión de los vecinos no tiene injerencia”.

La realidad le demuestra lo contrario a cada paso que da. Más de una de las “soluciones elaboradas” que presentó sobre la marcha debieron ser retrotraídas a punto cero, ante la oposición y manifestación de vecinos.

Los milímetros llovidos dejaron al descubierto que a un año de haber asumido, el intendente y sus funcionarios no dan pié con bola en su intento de solucionar los problemas de los vecinos. La mayoría ya se percató de que llegaron a los despachos municipales sin tener un plan concreto para afrontar las múltiples falencias de la ciudad. Hace dos días, un conocido abogado del medio comentó irónicamente –o no tanto- que “ya es tiempo en que se empiece a legislar que las promesas incumplidas, realizadas en tiempos pre electorales, debiera ser consideradas un delito”.

En uno de los piquetes un vecino comentaba con mucha desilusión que “yo voté a Leandro, pero con esto de tirar mierda a la laguna y querer hacer cuencos insalubres, lejos queda la imagen de ambientalista que se había fabricado”.

 

 

Foto: Gentileza Plan B Noticias