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Las nuevas prioridades del B.C.R.A.

Por Sergio Draque.

Desde un punto de vista histórico, el surgimiento de los Bancos Centrales perseguía dos objetivos fundamentales: velar por la estabilidad de los precios y propender al pleno empleo. Sin embargo, hacia fines de la década del ´70, sobre todo en los países centrales (Estados Unidos, Inglaterra) comenzó a prevalecer una corriente orientada únicamente en bajar la inflación.

En nuestro país, la reforma de la Carta Orgánica del Banco Central de la República Argentina (BCRA) del año 2012 (que  modificó la que existía desde los tiempos de Cavallo -1992-), estableció en su artículo 3° que “El banco central tiene como finalidad promover, en la medida de sus facultades y en el marco de las políticas establecidas por el gobierno nacional, la estabilidad monetaria, la estabilidad financiera, el empleo y el desarrollo económico con equidad social”.

Es decir, que al influjo de un proyecto que proponía el crecimiento con redistribución del ingreso, se incorporaron principios que excedían la visión exclusivamente monetarista clásica. Otras menciones del texto, como “regular y orientar el crédito”, y “proveer a la protección de los derechos de los usuario de servicios financieros” (artículo 4°), plasmaban la idea de un compromiso con el desarrollo con inclusión, especialmente enfocado en la pequeñas y medianas empresas.

Además, lo importante de este artículo 3° es que el Congreso de la Nación le indicó a las autoridades del BCRA que debe aplicarse una política que contemple estos múltiples objetivos, es decir que no se puede privilegiar exclusivamente la estabilidad monetaria (baja de la inflación) si el  costo es un aumento del desempleo.

Lamentablemente este criterio también fue alcanzado por “el cambio” de Diciembre del año pasado. Las nuevas autoridades del BCRA encabezadas por el ultra-liberal Federico Sturzenegger poseen una visión totalmente distinta. En su discurso inaugural informó que la prioridad será la estabilidad monetaria y financiera, y que el resto de los objetivos (“el empleo y el desarrollo con equidad”) quedarán en segundo lugar. Podemos imaginarnos el resto: despidos, pérdida salarial, menoscabo de derechos, etc..

Todo un símbolo de los nuevos tiempos PRO.