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Barrio PROCREAR: aguas turbias

La obra de provisión de agua potable para los módulos habitacionales conocido como “Barrio PROCREAR” fue construida por una empresa vinculada al titular de Dirección de Agua y Saneamiento (DAGSA), Juan Redondo. El secretario de Obras Públicas, Mario Cortina, no sería ajeno a la empresa. La obra fue iniciada antes de que fueran funcionarios de Leandro Altolaguirre y el interrogante es saber si ellos dieron aprobación municipal a su propio trabajo.

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La construcción de las viviendas recayó en la UTE Iaco Construcciones S.A.-ECOP Construcciones SRL,  “y ésta a su vez habría subcontratado al Sr. Juan Redondo para la ejecución de la obra, y al Ing. Mario Cortina como Coordinador y Representante Técnico”, según dice un informe de la propia DAGSA, fechado en abril del año pasado.

En el mes de agosto del 2015 es el propio Mario Cortina quién firma una nota enviada a la Dirección de Tránsito Municipal donde pide corte en  Av. Palacios y Blanco Encalada. Cortina firma la solicitud en nombre de “Servicios Subterráneos”, empresa que estaría domiciliada en la calle Victoria al 500 de Santa Rosa. En la nota se informa que la representación técnica de la obra es de la Maestra Mayor de Obra Sandra Buri y Cortina tiene a cargo la coordinación y servicio de higiene y seguridad en el trabajo. Buri es la pareja de Redondo, casualmente.

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En los primeros meses del año en curso había concluido el tendido de las cañerías y las pruebas hidráulicas estaban hechas. Restaba por hacer los empalmes al barrio y la bajada del sistema principal. Como dato accesorio, también restaba que nombraran representante técnico,  “dada la renuncia de quien se encontraba realizando dicha tarea”, decía un informe, obviamente refiriéndose a Cortina.

Si la obra cuenta con aprobación municipal es un secreto guardado bajo siete llaves. Si se pudiera acceder a esa documentación los santarroseños, y particularmente los postergados adjudicatarios de las viviendas del Barrio PROCREAR, podrían quedarse tranquilos de que la obra concluyó con un representante técnico designado y que los mismos que hicieron la obra no fueron los que la aprobaron, lo cual podría implicar caer en una acción reñida  con la ética y probablemente con lo legal también.

En el medio, los propios adjudicatarios se percataron de que, aparentemente por problemas en la cañería de agua potable, hace pocos días habían levantado gran parte de las veredas para arreglar el problema.

Si alguna curiosidad faltaba es que un diálogo telefónico con esta página, hace un par de meses, Redondo admitió conocer de la obra en cuestión porque “yo era empleado de la empresa que la hizo”.