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Helicópteros

La gestión municipal de Leandro Altolaguirre sigue, a paso firme, perdiendo efectividad, protagonismo, iniciativa y, en algunos casos, respeto de propios y extraños.

Una vez más, el secretario de Hacienda municipal, Luis Evangelista, salió, a través de los medios de comunicación, a anunciarle al gobierno provincial que necesitará de auxilio financiero para afrontar el pago de los sueldos de empleados y funcionarios correspondientes a julio. Cabe recordar que el último conflicto, de una lista de estériles enfrentamientos, con los empleaqdos de la comuna tuvo que ver con el retraso en los pagos de haberes y aguinaldo del mes de junio. En julio se repetiría la historia.

Para muestra un botón: días atrás funcionarios municipales debieron escuchar una catarata de reclamos, en un encuentro llevado a cabo en la sede de una comisión vecinal, por el mal estado de las calles, pérdidas de agua potable, derrames cloacales, falta de refugios para esperar el colectivo, etc. La escena se repite con más frecuencia de la que uno se imagina, y que los funcionarios municipales quisieran. La única respuesta que atinan a dar es que “no hay plata” para arrimar una solución satisfactoria para los santarroseños.

A los avatares de la economía macrista, que cae con más fuerza en las clases medias y más humildes, se le suma una ciudad en la que cada vez se hace más difícil convivir.

Más difícil se les hace a los funcionarios explicarles a algunos ciudadanos los motivos por los cuáles le cobran el servicio de agua potable, cuando no cuentan con él, o la razón por la que deben oblar el servicio de barrido, viviendo en calles de tierra, y si deben pagar el riego, sin que pasen los camiones.

Sin ir más lejos, enviado de Altolaguirre debieron enfrentar el airado reclamos de acciones concretas, de parte de vecinos del norte de la ciudad, y salir casi humillados cuando les preguntaron si no sería mejor hablar con la concejala Claudia Giorgis, ya que a los vecinos del Butaló les había solucionado un problema, acarreado de años, en un día…y feriado.

Justamente Giorgis es uno de los problemas que deben enfrentar Altolaguirre y sus colaboradores. Al principio creyeron encontrar en ella a una aliada de hierro, para defender tarifazos y otras medidas antipáticas, en el Concejo Deliberante. Pero el tiempo le está demostrando al joven jefe comunal que “aliados” no siempre son “amigos”. La edila y su fiel escudero (asesor, empleado, marido, etc .), Pedro Olmos, están haciendo su propio juego, y no pierden de vista que ella es la tercera en línea de sucesión, en caso de que se cumpliera la infidencia que soltaron los propios radicales, de que Altolaguirre podría dejar antes de tiempo su sillón.

Encima Altolaguirre sigue sin dar pie con bola con los números de la comuna. A la falta de recursos propios le suma la desprolijidad y falta de transparencia en los gastos. Desde que comenzó su mandato, no ha enviado ningún informe de gastos –debe hacerlo mensualmente- al  Cuerpo de Relatores.

Al igual que en su momento Fernando de La Rúa, el intendente capitalino asienta gran parte de su gobernabilidad en el peronismo. Sus aliados, sobre todo “Cambiemos”, no le han hecho llegar el auxilio económico prometido, por lo que depende casi en exclusiva de la buena voluntad del gobierno provincial para responder a sus necesidades.  En el Concejo, sus propios ediles lo miran con desconfianza, sobre todo luego de que dejara en ridículo a uno de sus concejales cuando lo habilitó para que presentara un Proyecto que diera salida al conflicto de La Recova y, una vez presentado, luego lo vetó.

Pero tiene una diferencia con el ex presidente de la Alianza: De la Rúa, como presidente, tenía un helicóptero a disposición para trasladarse. Acá, el único helicóptero que hay es –casualmente- el que usa para apagar incendios.